domingo, 5 de junio de 2011

AURORA



Porto Cristo, era una pequeña aldea de pescadores ubicada en  Mallorca, en las Baleares,  unas hermosas y cálidas islas en pleno Mar Mediterráneo.  Ahí,  entre arena y montañas  rodeadas de mar y hermosos atardeceres, vi la luz por primera vez.
Mi familia tenía una villa cerca de Levante, donde mis  padres  cosechaban y producían los mejores vinos de la región. Por esa razón, pude asistir a los mejores colegios y contar con una educación esmerada, pues como decía mi padre “Algún día heredarás todas las tierras de aquí a donde descansa el sol en su cuna del mar”.
Ahí conocí a Aurora, la muchacha más hermosa de la isla –y ahora sé, que del mundo entero– su cuerpo comenzaba a curvarse y su rostro inocente enmarcado por rizos negros que caían sobre sus hombros, eran suficientes para volverme loco. Ambos teníamos quince años.
La  recorría con la mirada, imaginando, soñando con poder tomarla entre mis brazos y besarla.  Y veía, como de reojo, ella sonreía provocando en mí, calores como no los sentí  jamás.
Me sentaba en una banca del pueblo a verla pasar, siempre escoltada por su nana. Perdiéndome en el profundo embrujo de sus ojos negros. En su boca rosada, en sus pequeños pasos, que coqueta apresuraba para escapar un segundo de la mirada de su guardiana y regalarme una sonrisa. Aprendíamos, en lecciones  intensivas, el lenguaje del amor en nuestras miradas furtivas, ocultas en esa mezcla de inocencia y deseo desconocido.
Y es que era hija de Don Hernán el herrero, hombre grande y tosco, celoso de cuanto hombre volteara a ver al pequeño ángel que tenía por hija. Razón por la cual, apenas y podía acercarme a ella. Nuestro amor era un juego de escondidas, donde un par de minutos eran suficientes para recorrer su piel y decirle al oído cuanto la quería, antes de salir huyendo de los bastonazos de Doña Sofía.
Así pasaron tres años, ocultos y enamorados.  Una tarde de Octubre, quedamos de vernos detrás de la noria. Como tantas otras tardes, platicaríamos de nuestros sueños, nos tocaríamos con pasión, moldeándonos con las manos, y besaríamos nuestros anhelos de casarnos. Cada día era más difícil separarnos y esperar la bendición del cura para amarnos.
Esa tarde, cuando llegué, vi a lo lejos como un hombre sometía a una mujer. Me acerqué y era ella. Tirada en el piso, forcejeaba con el hijo del Conde de Mallorca, que intentaba violarla.
En ese instante, sentí una furia incontrolable, entré a la noria y con un tridente para juntar paja, me acerqué sigilosamente al maldito, que la montaba como perro en celo, mientras ella, suplicaba. Así de un golpe le clavé el tridente una y otra vez, y otra vez, él sólo imploraba piedad, gritaba y se retorcía, yo descargaba todo mi odio y rencor.
Tomé a Aurora de la mano, la besé como nunca antes, ella bañada en sangre respondió juntando sus labios con fuerza, nos quedamos ahí, mirándonos fijamente, tratando de explicar lo que había pasado.
-¡Vete!  –me dijo– No tardarán en venir los hombres del conde y te matarán. No quiero que te maten.
-¿Estarás bien?
-Sí –contestó dándome un beso. El beso más largo y triste….
Tomó una piedra y escribió algo antes de dármela.
Me alejé corriendo rumbo al mar, abordé como polizón un barco que zarpaba hacia América. Oculto entre la carga pude ver por una escotilla el humo que salía de mi casa. Incendiada.
Cerré los ojos acariciando mi roca que decía TE AMO escrito en sangre.  Prometí volver por ella. Algún día.
En ese instante murió Pedro Antonio de García y Luna. Pero nació Tintasangre.

9 comentarios:

Capitan TINTASANGRE dijo...

Les pido una disculpa. el tiempo no ha estado de mi parte y esta semana estuve muy despegado del blog.

asi que con su permiso voy a leerles y comentarles.

tarde pero al pie del canño.

Pherro dijo...

Usted manda Capitán.
Sólo quiero comentar que disfruté la lectura de este relato de principio a fin.
Trágico inicio de una desventurada vida de aventuras.

D. dijo...

Bueno e inesperado.
Atemporal e intenso.

En tiempos de artificios electrónicos y muertes químicas, está bueno leer que un héroe le dé con un trinche a un villano.

(Capitán, que por un momento pensé que la muchacha estaba por su voluntad con el hijo del Conde).

Saludos cordiales.

Ros dijo...

Me gustó mil.
Admiro tu capacidad descriptiva.
Pude oler, sentir, esos lugares.
Un final triste, emocionante... y luego qué? Ah, ya, já... esperaré al próximo domigo.
¡Saludos!

pinchesendic dijo...

Bendito capitán Tintasangre, fenomenal la historia, esta entrega casi me hace llorar, cuando veía con los ojos de Pedro Antonio al putito del conde como ultrajaba a Aurora y me regocije cuando lo picaba como queso botanero con el tridente.
Es un honor poder leerte sin tener que pagar un peso por ello.

Aline Suárez del Real dijo...

¡wow! por mi parte, aplauso de pie. Me gustó esta entrega porque el final es trágico y bueno... creo que me gustan las historias con finales trágicos, pero a la vez espero nos regales una entrega en la que se reencuentren, quien me entiende ¿verdad?. Me gustan tus textos porque logras que en mi cabeza se recree el ambiente y la época.
Tallereando: En esta parte, ¿no sobra una coma? "En su boca rosada, en sus pequeños pasos, que coqueta apresuraba para escapar un segundo de la mirada de su guardiana y regalarme una sonrisa." después de sus pequeños pasos.
Mas que tallerear es duda para que yo vaya entendiendo lo de las comas =D

Dr. Gonzo dijo...

Capi, no soy aficionado a leer historias cuya estructura y final me son supuestos desde las primeras líneas. Pero he aquí que uno puede aprender a disfrutar los relatos por la manera en que están escritos y te hacen dejar de pensar en el final y te clavas en el desarrollo. Y eso me pasa con sus escritos cap. Gracias por enseñarle nuevos trucos a este perro viejo.

Alejandro Aguilar dijo...

Hey!! Que buena historia para un nombre!! Chingon!





Dark Angel

Siracusa dijo...

De verdad que me declaro seguidora ferviente de sus escritos, me hacen soñar y desprenderme del mundo para situarme en esos lugares donde desarrolla sus historias.

buena vibra!!!