miércoles, 19 de octubre de 2011

Entre libros


Comencé a leer a la edad de cuatro años. Era la gracia y orgullo de mis abuelos que con paciencia –y un tren de juguete cargado de letras– me enseñaron a hilar palabras.
Leía de corridito porque no sabía de ortografía, ni de comas o puntos, pero mi imaginación despertaba a cada línea.
A partir de ahí, todas las semanas había en mi cama un nuevo libro, aunque en versiones infantiles y con ilustraciones, me fui acercando poco a poco a los clásicos: a los hermanos Grimm, a Julio Verne.
Viajé al fondo del mar, a los cielos, conocí personajes mitológicos, a la hidra; así que cuando me llevaron a ver las películas de Disney mi mayor sorpresa era que no se parecían a los cuentos que tenía en mi librero.
Cuando entré a la primaria, mi tío, director de un colegio, me regaló una enciclopedia y tiempo después me permitió entrar a la biblioteca de la escuela. Tenía toda la colección “Time Life”, comencé a memorizar los nombres científicos de plantas y animales; a ver la magia del texto científico, a leer los mapas a través de la historia.
En la secundaria fui obligado a leer, en clase de lectura y redacción, mientras mis compañeros leían sólo las sinopsis del libro, yo descubrí libros que nunca antes había visto o temas que nunca me atrajeron, vaya que resultaron interesantes.
Entre libros crecí y cuando llegó el día de elegir carrera opté por el diseño gráfico,  conocí entonces las letras, los libros desde adentro; anduve en sus entrañas y entresijos, en sus textos, supe de formación y encuadernación, de las familias tipográficas, las partes de una letra, los colores, las formas. Aprendí a leerles una y otra vez para crear la ilustración adecuada. Estos, gráfica y literalmente se convirtieron en una gran pasión.
Ahora, muchos años después, me he puesto a escribir, a experimentar con las letras, el ritmo y la descripción de lo que pasa por mi mente, a hacer borradores más o menos interesantes, escritos que me encantan o me decepcionan… pero que luego antes de irme a trabajar, comienzo a pulir, a limpiar mis excesos de ies, mis faltas de acentos, a cambiar palabras buscando  sinónimos, referencias, claves. O como en este caso, escribiendo de primera mano sin pensar en métricas ni formas, sólo dejando que mi dedo (el único que sé usar para escribir en el teclado) se conecte con mi cerebro aun adormilado.
Publicando mis sueños y fantasías sin más pretensión que aprender y compartir. Pasar a leerles es un placer, de vez en vez me voy a escritos anteriores, puedo ver la evolución de nuestras ideas, reconocer estilos, personas que como yo aman las letras, cada quien a su modo. Y aunque mi trabajo no me deja tiempo para participar como quisiera, es para mí un honor estar aquí:
Hoy me declaro escribicionista.

8 comentarios:

la MaLquEridA dijo...

Ay me gustó Capi, me diste ternura.

Unknown dijo...

Y es algo gratificante compartir ese gusto contigo y los demás Escribicionistas, Capi.
Muy interesante la descripción de tu evolución, para construir esta declaración.
Pero no pongas pretextos y comenta diario jajajaja.

NTQVCA dijo...

Y si me imagino a una persona escribiendo con el dedo, me hace recordar porque la gente escribe cada vez menos sobre papel.
Si esto es una historia tuya la comparto y te lo aplaudo.
Que bien que cambiaste de día.

Augustine X dijo...

Muy buena la confesión, sobre todo la de escribir con un dedo. Gracias por compartir tú historia en el camino de la escritura.

Siracusa dijo...

Capitan: lindo texto, compartir ese gusto es sublime!! :D

Dr. Gonzo dijo...

Bonito relato vivencial Cap, lo tuyo es la narración porque sabes regalarle al lector las imágenes precisas. Es un relato muy acogedor, por lo que veo mal que le des una sobada al ego donde aseguras que tú leías los libros y otros las sinopsis. Desentona con el todo del escrito.

Alejandro Aguilar dijo...

Chingon capitan, yo era de los que se robaba los libros del rincon. De los cuales aun tengo algunos. E independientemente de todo, de que si comentas o no, o de que si pules el ego, y demas, hoy somos Escribicionistas.






Dark Angel

Ros dijo...

Sí Capi, la narración le queda muy bien, siempre que le leo me sumerjo en sus vivencias y vaya que lo disfruto. Volé.