miércoles, 22 de febrero de 2012

Algo breve

Corría la mitad de los años 80’s, y para nada sorprendía ver el montón de pubertos calenturientos apurarse para tomar la ruta tres, la cual los conducía hasta el cine Irapuato,  era bien sabido que los jueves por la tarde la cartelera del cine presentara películas para adultos,  también era sabido, que para que hubiera buena taquilla, dejaban entrar a cualquier mocoso hijo de vecino.
 ¿Quien de los que en ese tiempo contábamos con trece o catorce años, no llegó a asistir a uno de esos eventos? Sería mucho mentir si acaso alguno lo llegáramos a negar. Por lo regular las escuelas secundarias federales se quedaban sin alumnos cada día cuarto de la semana laboral. Y la pregunta es ¿Quién no llegó a ir los jueves a fajarse a la hermana del amigo? ¿A ponerse la borrachera de su vida en esa sala gigantesca del cine mentado? El cine Irapuato,  los jueves se convertía en el  burdel mas grande de México mismo, ahí, seguro encontrarías lo que buscaras, se veía pasar la putas caminando cadenciosamente por cada uno de los pasillos,  apenas alumbrados con una tenue luz amarillenta, se escuchaba el tac, tac, tac de sus zapatos de tacón alto, al tiempo que masticaban su chicle al ritmo que les marcaba el paso.
El cine tenía un olor muy peculiar, olía a pecado, a sexo sucio, a humo de cigarro mezclado con humo de hierba prohibida,  apestaba a aguarrás y alcohol de caña,  lucia tétrico, oscuro, las cortinas del telón eran de terciopelo rojas, algo rasgadas de tanto abrir y cerrar.
Miradas de complicidad se entrelazaban si acaso te llegabas a encontrar a algún conocido, un vecino o familiar, era políticamente incorrecto comentar algo de lo vivido ahí adentro, lo que adentro pasaba, ahí quedaba enterrado.
Después de tantos años, se tomó la decisión de tumbar el cine por cuestiones de seguridad y en esas labores se encontraban, sin embargo,  algo imprevisto pasó y el cine mismo cedió a su peso.
Cuando me enteré que el cine había terminado por caer, llegó a mi mente la historia de Sodoma y Gomorra,  creo era tanto el peso del pecado que el techo del cine albergó,  que Dios terminó de tumbarlo, por cierto, a ese cine yo nunca entré en jueves, o acaso ¿habrá alguien que compruebe lo contrario?

6 comentarios:

LUIS TORRES dijo...

El estilo creo que no va con lo que escribes, tienes que darle mas estilo "barroco" ser mas "desfachatado" usar palabras juveniles de la epoca, escribir como viejo adolecente que añora y recuerda, poner un estilo entrañable de camaderia y complicidad en esas palabras. Frases cortas pero contundentes que den al relato un verdadero ambiente de "palomillada juvenil" y pasado "puteril"

El relato auque esta bien escrito, le falta refinar para ser un verdadero relato de andanzas prostibuleras...

Piper dijo...

Siento que le faltó madurar la idea para denotar esos instantes y recuerdos a los que nos quieres llevar porque en ciertos momentos se tropieza la hilación, una pulida general quitando palabras, agregando otras y rectificar acentos le vendrían bien. La idea no es mala pues ahí está y se puede sacar mucho de ello, pero haciendo alución al título lo sentí "Algo breve"

Saludos

Dr. Gonzo dijo...

Es un escrito muy particular, muy personal y creo que verdaderamente te pierdes en la entrega de tu descripción, al grado de que te encierras y no compartes nada con el lector, tornando aburridamente anecdótico el escrito.

Ros dijo...

Pues no, porque lo que ahí pasaste, ahí se quedó, jajaja.
Qué divertido ha de ser recorrer los burdeles con usté, venga a Irapuato y vayamos a las Chabelas, oh sí.

Y de su tetsto, ammm, coincido en que faltó enriquecer, ya tenías la idea, y creo yo es buena y altamente explotable, imagina todo lo que puede retratarse en un lugar así, ¡ay papel!

Saludos, Hechecitomal

Ros dijo...

El título feo mil.

comandante ramires dijo...

Awuevo,el cine irapuato era 1 desmadre,en particular el WC. Uuuuuta madre que tiempos aqellos.Saliendo del cine directo a enfierrar putas a la chavela a toda madre...