sábado, 14 de abril de 2012

Conocidos



I

Ayer y mañana, ahora que he tallado mis ojos y sacudido mi cabeza, he optado por lo que la memoria no puede recordar, por el candor de tu aliento lo más lejos posible, sin necesidad de decir “hola” y mucho menos “adiós”. Eso digo yo. Vagar sin saber quién eres, tal vez sea mejor, hará de este mundo el menos perfecto, pero de cualquier manera, nunca lo ha sido.

II

Estuve con la mirada en el ángulo oscuro del techo, el sol se ocultó después de mí, el reloj avanzó en su círculo interminable, en el mejor de mis rincones, donde significan nada el frío y el estómago contraído. Ahí es donde el olvido comenzó a forjarse, pude saber que en el camino diario, la mala memoria es algo que hay que impulsar y defender con el corazón. El mismo que, marchito, sigue arreglándoselas para respirar.

1 comentario:

Ros dijo...

Ay Gonzo, felicidades por este texto, extrañaba leerte, qué bueno que hoy lo hice.
Lo siento atinado, justo, vasto en tan poco.
Me identifiqué mucho, gracias por esta entrega.
Saludos.