miércoles, 18 de abril de 2012

Te lo juro






-Yo no me fajé a tu chava, ya te dije, que grande es tu necedad… ¿Quién dices que nos vio? ¿Ý en dónde? ¿En la parada del camión? Si a esa hora yo ni andaba por ahí. Deja de permitir que la gente te meta cosas en la cabeza Lauro. Tu morra te quiere y te respeta, me consta.
-¿Y por qué te consta cabrón? A poco muy amigo o qué…
-No es eso, se le ve a leguas que te quiero el chingo. Observa sus ojos cuando llegas a la escuela, de inmediato deja de hacer lo que esté haciendo. Suelta todo, hasta sus amigas, esas con las que siempre está en la rampa…
-A las que por cierto ni me ha presentado. Siempre que me acerco para saludarla, se para en chinga, le dice algo a uno de ellas al oído y luego me lleva por donde están los baños. En cambio esas chingadas siempre te hablan, te sonríen. Es más, Uriel el del tercero “D” me dijo que una de esas pendejas se le salió decir en clase de Historia que Karina y tú hacen bonita pareja. Ese mismo día me dijo, nada más que no te quise decir nada para evitar pedos; pero con lo de ayer en la parada del camión mis sospechas se confirmaron, así que te vengo no ha advertir, sino a romperte toda tu pinche madre, pinche “amigo” culero, deshonesto. De esa forma me pagas todos los paros que te he hecho, sabes qué, ¡Vales madre!
-No, no, en serio que te han metido muchas pendejadas en la cabeza Lauro, mira yo a esa hora estaba en la casa del Zuri, ya ves que tiene el nuevo de Resident desde hace una semana y el culero me lo quiso presumir, claro a manera de invitación. Estuve jugando toda la tarde en su casa, puedes preguntarle. Además ¡No mames! Es tu vieja cabrón, yo no rallo los cuadernos de mis cuates. Tu eres mi amigo, que mi amigo, mi carnal. No me chingues con esto… Mira, allí va Karina, háblale güey y arreglamos este desmadre de una vez. En su cara te lo sostengo.
-Karina, Karina ¡Karina chinga! Te estoy hablando ¡Ven!
-Otro vez me vas a chingar con lo mismo Lauro, ya te dije que me dejes en paz, si vas a seguir con la misma madre hasta aquí la dejamos… Hola Federico, perdón es qué ni te vi.
-No te preocupes, puss como sabes ¿no? Aquí Lauro que me quiere romper la madre, necio de que ayer nos vieron fajando en la parada del camión…
-¡Oye hijo de la chingada que estoy aquí! Pinche cinismo el tuyo y el de esta pen…
-El de esta… ¿qué cabrón?, a mí me vas respetando, y sabes qué, te voy a decir la neta. No, no me estaba fajando con este cabrón, ni me gusta. Discúlpame Fede, pero pues esto es de netas. Si en algo te ha fallado tu amigo es mantener en secreto que ando con Ernesto, el de segundo “B”, pero con ése no me vieron ayer, fue con Hugo el de electricidad, y a ese sí no le vas a decir nada porque como sabes te puede romper tu madre, si no él sus cuates los de las bicicletas. Además Lauro esto no es nuevo, lo mío contigo ya fue, te lo juro que estoy hasta la madre de tus niñerías, y para que te dé pena aquí enfrente de tu amigo: besas bien culero, no me causas nada, nada me oíste. Da por terminada esta chingadera, y ni se te ocurra hacer un mitote aquí o ponerte a llorar, porque te lo juro Lauro que te pego un madrazo- Karina se alejó contorneando sus púbers pero lindas caderas hasta llegar con sus amigas en la rampa.
Federico con el rostro contraído, estupefacto, veía el rostro desencajado su amigo. Los ojos se le llenaban de agua, a la vez que esos mismos ojos parecían tragarse las lágrimas que exigían salir de puro coraje, de pura vergüenza; a la par que apretaba sus puños con todas sus fuerzas. No dijo nada, salió corriendo al salón para regresar casi de inmediato, algo llevaba en la mano. Federico no pudo distinguir lo que empuñaba su amigo, a los lejos vio que se acercó al conjunto de amigas que parloteaban. Karina ese día llevaba una coleta, vestía el uniforme de educación física; movía la cabeza mientras soltaba una carcajada, empuñaba una paleta de hielo. No había dado cuenta de que a su derecha Lauro le veía fijamente, como un centinela ahí clavado a su lado. Sus amigas algo le dijeron, justo al voltear Lauro asestó a su garganta, empuñaba un cúter. Las amigas gritaron horrorizadas, mientras la pobre Karina se llevaba la mano a la garganta de la cual salían borbotones de sangre, manchando su uniforme, las blusas y faldas de sus amigas se salpicaban de puntos rojos. Lauro ahí inmóvil con el cúter escurriendo de sangre le veía.
En el momento que Federico llegó a la escena le escuchó decir a Lauro en una voz apenas susurrante:
- Karina todo lo sabía pero no imaginé que te atrevieras a embarrármelo así en la cara, tan PUTAmente cínica. Te juro que te quería, te juro que pasaría toda esta mierda por alto, lo que si no te perdonaré es que me hayas evidenciado. Que mis besos y mis fajes no se hayan significado nada, que mi deseo así, haya sido regado como la sangre que te sale del cuerpo. Te lo juro Karina, no me arrepiento. Lauro estaba como en trance, el cuerpo de Karina se yacía inerte en la rampa de cemento. La cabeza quedó en dirección hacia abajo, la sangre que emanaba de su garganta seguía un caminito hasta las canchas.


Moraleja: Nunca pongas –expongas- en entre dicho la virilidad de un hombre, y mucho menos en edad temprana, esto podría traer consecuencias excitantemente sangrientas, y en mejores casos definir sus futuros fracasos de alcoba.

3 comentarios:

Tish@ dijo...

el orgullo herido siempre es una excelente excusa para la venganza, deja de lado nuestra parte racional y da paso a los instintos mas primitivos.....

Augustine X dijo...

Cotorro y con una buena moraleja. Saludotes juanetes

Dr. Gonzo dijo...

Está tan movido que resulta difícil entender que claramente se sale del estilo que te gusta manejar en descripciones y narrativa. De todas formas te ajustó bien y aunque el final me estaba empezando a parecer malo, la reflexión final de Lauro me dejó contento y justificado.