lunes, 1 de octubre de 2012

LSD - 25



Psicodelia en un revolver lisérgico. Sexo ácido en algún lugar recóndito del universo...
Voy en mitad de la noche manejando por el desierto... en una carretera pérdida de velocidad y violencia.

Podría estar viajando a través de un agujero negro, quizás en el interior de una oruga sideral... si sólo la estrellas dejaran de reflejarse en el pavimento, si sólo la línea entrecortada en el centro del camino detuviera un poco su acelerado fulgor.

La radio, en orgasmos histéricos de estática, recortes de Burroughs, sinfonías inconclusas de Mahler y pasajes distorsionados del Electric ladyland Hendrixiano (reinterpretados por Miles Davis), me hace sentir en una travesía por el tártaro... las ventanillas de repente se hacen añicos con el viento.

¿A qué profundidad voy? ¿Son montañas o arrecifes lo que me impide ver el cielo? De pronto, el resplandor lunar me aclara mi ubicación y altura... pero justo después de una curva, en un precipicio insondable, esa misma luz plateada me revela a Cthulhu* en las inmensas nubes negras... el mar no tiene fondo.

Todo es un gran útero. A lo lejos, Henry Miller conversa con un Sapo en un vagón de su tranvía ovárico:
"¿Inseminar la tragedia para engendrar belleza? ¿No estarás pensando en violarme verdad Miller? - Pregunto el sapo mientras se sujetaba el sombrero de copa.
"Sólo por el bien del mundo"- Contesto el buen Henry con los pantalones en los tobillos...
La risa de este último mientras penetraba al anfibio, salía de su boca como onomatopeya en enormes letras rojas y blancas.

Y en un instante... todo se detiene. La maquina se hace pedazos y mi cuerpo también se desintegra. El mundo se ralentiza al estilo de un viejo carrete de la bomba atómica (los cuadros de la realidad se incendian ante mis ojos).  

Salomón Fernández, 1 de octubre de 1982
*
               Éstas fueron, al parecer, las últimas líneas del escritor chicano Salomón Fernández. Lo que se cuenta de este episodio es lo siguiente: Sal se hallaba en un centro de rehabilitación en Nevada por abuso de su droga favorita: LSD (tema central de toda su obra)... hasta que no pudo más y se escapo de ahí. Acto seguido, asesino a un dealer que conocía en un pueblo cercano y obviamente le robo su mercancía. De paso, atraco una casa de empeño y logro llevarse también el auto del encargado. La policía no tardo mucho en identificarlo y se lanzo rápidamente en su búsqueda. Sal, algo inteligente (no mucho como pueden constatar estos pequeños hechos delictivos), sabía que Las Vegas estaban a tan sólo un par de horas y llegando allí podría burlar a sus perseguidores.

Además, tenía una carta fuerte bajo la manga, conocía un camino viejo para acceder a la ciudad: la ruta 25, de donde se inspiro para su novela del mismo título (no olvidemos que el nombre completo de la dietilamida de ácido lisérgico es LSD-25, algo que al buen Sal le ha deber sabido a corazonada). Lo único que no consiguió prever nuestro anti-héroe, fue que los azules también conocían esa senda y por lo menos en visibilidad, difícilmente lo iban a perder. Luego de un buen rato de persecución por aquel páramo en tinieblas, la pista se corto de tajo... kilómetros más adelante localizaron el auto de Sal en llamas en el fondo de un acantilado (el puente por el que pretendía cruzar con gran celeridad llevaba ya varios meses caído y se piensa que Sal no pudo frenar a tiempo.) Al otro día, al revisar los desechos, en lo que quedo de la guantera hallaron el pasaje que acabo de leerles... no así el cuerpo de Salomón, el cual nunca se supo lo que sucedió con él.

Claro, se especulan muchas cosas: que este fragmento corresponde a otro viaje (aunque la fecha como pueden ver dice lo contrario), que ya lo tenía preparado, que pudo haber sido redactado posteriormente por algún fan (¿De verdad un poli de pueblo guardaría esta evidencia?). Sobre su extraña desaparición, bueno, hasta yo pienso que lo único que hizo Sal, fue estrellar el auto para despistar a las patrullas y de ahí continuo a pie hasta Las Vegas... si, 600 km a pie a la intemperie, sin víveres y de noche (de día con el calor ¡Olvidenlo!). Nadie sabe, nadie supo. Su muerte al igual que la de Neal Cassady sigue siendo un misterio, aunque si me preguntan, yo creo que el desierto se lo trago... no solo físicamente. El, de alguna forma sigue ahí... lo sé.

En algún lugar en medio de la nada, cerca de la ruta 25:

- ¿Qué te tomas Salomón? ¿Un Martini seco como siempre?

- No mi reptilenio cantinero, hoy saca el champagne y no me pongas copa de cristal alguna.

- Ooh, entiendo si, hoy se cumplen 30 años de que llegaste aquí ¿Han sido gratos?

- Bueno, luego de hablar durante 3 décadas con fantasmas perdidos, otros exiliados del "mundo" y también demonios y espíritus del desierto como tu ¡No me puedo quejar! Pocos pueden presumir de estar en una barra muy bien surtida departiendo con una salamandra como barman. No hago más que filosofar, hasta lewis carrol me envidiaría!

- Oh, el estuvo aquí algún tiempo. No se adapto... tipo raro.

- La realidad solo es un velo, verdad? Me gusta cuando cambias de color.

-Así es Sal, solo que hay correrlo... por cierto, gracias!

*Criatura mitológica de enormes proporciones creada por Lovecraft, que presumiblemente habita en lo más hondo del océano pacífico en la ciudad de R'lyeh.

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