Psicodelia en un revolver lisérgico.
Sexo ácido en algún lugar recóndito del universo...
Voy en mitad de la noche
manejando por el desierto... en una carretera pérdida de velocidad y violencia.
Podría estar viajando a través
de un agujero negro, quizás en el interior de una oruga sideral... si sólo la
estrellas dejaran de reflejarse en el pavimento, si sólo la línea entrecortada
en el centro del camino detuviera un poco su acelerado fulgor.
La radio, en orgasmos histéricos
de estática, recortes de Burroughs, sinfonías inconclusas de Mahler y pasajes
distorsionados del Electric ladyland Hendrixiano (reinterpretados por Miles Davis),
me hace sentir en una travesía por el tártaro... las ventanillas de repente se
hacen añicos con el viento.
¿A qué profundidad voy? ¿Son
montañas o arrecifes lo que me impide ver el cielo? De pronto, el resplandor
lunar me aclara mi ubicación y altura... pero justo después de una curva, en un
precipicio insondable, esa misma luz plateada me revela a Cthulhu* en las
inmensas nubes negras... el mar no tiene fondo.
Todo es un gran útero. A lo
lejos, Henry Miller conversa con un Sapo en un vagón de su tranvía ovárico:
"¿Inseminar la tragedia
para engendrar belleza? ¿No estarás pensando en violarme verdad Miller? -
Pregunto el sapo mientras se sujetaba el sombrero de copa.
"Sólo por el bien del mundo"-
Contesto el buen Henry con los pantalones en los tobillos...
La risa de este último mientras
penetraba al anfibio, salía de su boca como onomatopeya en enormes letras rojas
y blancas.
Y en un instante... todo se detiene.
La maquina se hace pedazos y mi cuerpo también se desintegra. El mundo se
ralentiza al estilo de un viejo carrete de la bomba atómica (los cuadros de la
realidad se incendian ante mis ojos).
Salomón Fernández, 1 de
octubre de 1982
*
Éstas fueron, al
parecer, las últimas líneas del escritor chicano Salomón Fernández. Lo que se
cuenta de este episodio es lo siguiente: Sal se hallaba en un centro de rehabilitación
en Nevada por abuso de su droga favorita: LSD (tema central de toda su obra)...
hasta que no pudo más y se escapo de ahí. Acto seguido, asesino a un dealer que
conocía en un pueblo cercano y obviamente le robo su mercancía. De paso, atraco
una casa de empeño y logro llevarse también el auto del encargado. La policía
no tardo mucho en identificarlo y se lanzo rápidamente en su búsqueda. Sal, algo
inteligente (no mucho como pueden constatar estos pequeños hechos delictivos), sabía
que Las Vegas estaban a tan sólo un par de horas y llegando allí podría burlar
a sus perseguidores.
Además, tenía una carta fuerte bajo la manga, conocía un camino viejo
para acceder a la ciudad: la ruta 25, de donde se inspiro para su novela del
mismo título (no olvidemos que el nombre completo de la dietilamida de ácido lisérgico es LSD-25, algo que
al buen Sal le ha deber sabido a corazonada). Lo único que no consiguió prever
nuestro anti-héroe, fue que los azules también conocían esa senda y por lo
menos en visibilidad, difícilmente lo iban a perder. Luego de un buen rato de
persecución por aquel páramo en tinieblas, la pista se corto de tajo... kilómetros
más adelante localizaron el auto de Sal en llamas en el fondo de un acantilado
(el puente por el que pretendía cruzar con gran celeridad llevaba ya varios
meses caído y se piensa que Sal no pudo frenar a tiempo.) Al otro día, al
revisar los desechos, en lo que quedo de la guantera hallaron el pasaje que
acabo de leerles... no así el cuerpo de Salomón, el cual nunca se supo lo que sucedió
con él.
Claro, se especulan
muchas cosas: que este fragmento corresponde a otro viaje (aunque la fecha como
pueden ver dice lo contrario), que ya lo tenía preparado, que pudo haber sido
redactado posteriormente por algún fan (¿De verdad un poli de pueblo guardaría
esta evidencia?). Sobre su extraña desaparición, bueno, hasta yo pienso que lo
único que hizo Sal, fue estrellar el auto para despistar a las patrullas y de
ahí continuo a pie hasta Las Vegas... si, 600 km a pie a la intemperie, sin víveres
y de noche (de día con el calor ¡Olvidenlo!). Nadie sabe, nadie supo. Su muerte
al igual que la de Neal Cassady sigue siendo un misterio, aunque si me
preguntan, yo creo que el desierto se lo trago... no solo físicamente. El, de
alguna forma sigue ahí... lo sé.
En algún lugar en medio de la nada, cerca de la ruta
25:
- ¿Qué te tomas Salomón? ¿Un Martini seco como
siempre?
- No mi reptilenio cantinero, hoy saca el champagne
y no me pongas copa de cristal alguna.
- Ooh, entiendo si, hoy se cumplen 30 años de que
llegaste aquí ¿Han sido gratos?
- Bueno, luego de hablar durante 3 décadas con
fantasmas perdidos, otros exiliados del "mundo" y también demonios y
espíritus del desierto como tu ¡No me puedo quejar! Pocos pueden presumir de
estar en una barra muy bien surtida departiendo con una salamandra como barman.
No hago más que filosofar, hasta lewis carrol me envidiaría!
- Oh, el estuvo aquí algún tiempo. No se adapto...
tipo raro.
- La realidad solo es un velo, verdad? Me gusta
cuando cambias de color.
-Así es Sal, solo que hay correrlo... por cierto,
gracias!
*Criatura mitológica de enormes proporciones creada por Lovecraft, que
presumiblemente habita en lo más hondo del océano pacífico en la ciudad de R'lyeh.
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