martes, 10 de marzo de 2015

Afuera llueve

Leí que recordar, en ocasiones, también cuenta como mala memoria. Qué bueno que la mía es buena, aún. Pero ahora llueve, por eso es inevitable pensar en ti. En las nubes grises que pintamos en el cielo, en las gotas caprichosas que escurrieron por la ventana, en eso que no fuimos.
Afuera llueve y el frío se cuela en mi memoria, pero ahora no hay enojo: aunque nunca entendí muchos porqués sepultados bajo mis pasos, aunque lo expliqué de mil maneras, aunque no lo viste, porque no somos ni tontos, ni malos, ni indiferentes. O sí. Porque somos otros.
Afuera llueve pero mañana será un día soleado, y porque soy otra, recibiré el calor con la sonrisa abierta esperando esa gota de sudor que se precipitará por mi espalda y que caerá, junto con mis ganas de redactar, a un pasado donde le pedí perdón a las letras, pues ahora tengo más ganas de sudar, que de escribir.

R.

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