miércoles, 8 de junio de 2011

Bolívar # 29



En un camión que se anuncia como Df-Querétaro, viaja Juan José.
Frente a él, un paisaje desfila rápidamente: un caserío que le dice adiós, el cielo azul y una laguna que viene y va como delgado sueño, dos cumbres, una nevada, otra de fuego. Se aleja de Ciudad Guzmán.
Piensa en todos sus empleos: aprendiz de encuadernador, peón de campo, cobrador, panadero… Y como si fueran bolitas de papel, los arroja por la ventanilla.
Ahora, sólo un pensamiento le ocupa: ser escritor.
Unos ronquidos retumban en su tímpano, provienen de la vaca echada junto a él. Los gordos muslos y la alechada tez de su compañera de asiento, alborotan sus tripas emitiendo feroz gruñido. La vaca se sobresalta. Él se le recarga en el lomo y ambos se entregan al arrullo del camión.
-Duérmete, bistecito, duérmete –susurra–, faltan varias horas para llegar.
Lo despierta un zangoloteo, las luces se han prendido, el camión llega a la central del norte.
Ve que la gran mujer alechada se aleja, apenas balbucea un adiós. Recoge lentamente su equipaje. Es el último en bajar.
En la fila de los taxis, hay una golondrina con saco de pana y bufanda.
-Parece poeta –piensa– seguro la veré en el congreso.
Un chillido lo sorprende: -¿A dónde, joven?
Él titubea un poco: -Al centro histórico –y saca un papelito–, a la calle Bolívar.
La rata del mostrador le extiende un boleto, Juan José paga con un billete de a cien.
La migala que conduce el taxi, maneja diestramente entre los coches, zigzaguea como cangrejo. Ríe, se acicala con sus peludas extremidades. El joven escritor parece un ratón ante los ojos hambrientos que lo miran por el retrovisor.
-Hemos llegado… Bolívar veintinueve –dice la migala.
El hotel es un enorme termitero de fachada gris. En recepción un pingüino lo recibe. Aletea. Ahí junto, está la golondrina poeta. Se saludan.
-Soy de Chiapas –dice– me llamo Rosario Castellanos.
-Juan José, mucho gusto, de Jalisco –sonríe tímidamente.
A sus veinticinco años aún no logra dominarse con las mujeres, ellas y la literatura son su amor, pero le teme a las dos.
El amable pingüino le informa que su compañero de cuarto hace horas ha llegado.
-Firme la entrada, joven –y el recepcionista nuevamente aletea.
El joven escritor entra a la habitación. Lee en la etiqueta del equipaje de su compañero, el nombre. Todo silencio, su cuerpo está tendido. Muerto, frío, está lo más iguana posible: es Jaime Sabines.
Se acerca sigilosamente a su cuerpo inerte, pero por más cautelosos sus pasos, Jaime despierta.
Ambos se saludan. La iguana escribe poesía, dice venir de Comitán. Salta, gira, retuerce la cola, se sienta al borde de la cama, y cruza la pierna, ofrece un cigarrillo.
-No, gracias –Juan José observa su suéter de cuello de tortuga– quizá más tarde. …¡Vaya moda la de los poetas! –piensa.
-Y tú qué escribes –pregunta emocionado Sabines.
-Cuentos –y la emoción se le va.
La primera ponencia inicia a las doce del día, los dos jóvenes bajan a desayunar. Encuentran un comedor apañuscado de novelistas, poetas y cuentistas; no es difícil ubicarlos.
Los novelistas poseen rostro intelectual, son los de ropa más formal, gruesos lentes de pasta y sacos oscuros. A los poetas un ambiente bohemio les rodea, hay música en sus mesas, saltan metáforas entre los platos. Los cuentistas son los más desaliñados: jeans, tenis, playeras estampadas.
-Siempre he querido rociar a los poetas con agua bendita para ver si desaparecen –exclama Juan José al ver que son los más.
-¿Eh? –pregunta Sabines, quien afortunadamente no entiende el chiste.
Una algarabía comienza a brotar, un chimpancé baila grotescamente en la mesa del rincón, hace reír a un grupo de chicas. El mono alegra el comedor. Anuncia que terminando la sesión de trabajo habrá borrachera en el quinto piso. Los aullidos, graznidos y mugidos afloran de inmediato.
Después del alboroto, la golondrina poeta, la iguana, y él, toman un taxi.
Jaime, con sus manos frías, flacas, verdes, le paga al chofer. -No es nada –pero Rosario insiste extendiéndole un billete– de verdad, nada –y él se acomoda el saco al bajar del taxi.
En el centro cultural los recibe una zorra de ojos grises. Tiene enormes senos y un culo de tentación. Mientras apunta sus nombres, les da instrucciones para llegar a las aulas y son separados por género.
Los poetas, muchos, entran a una sala que huele a marihuana. Sabines, como lento, amargo animal, enrosca su cola en el brazo de Castellanos y ella se lo lleva volando.
Un zopilote regordete dice a los novelistas que vayan tras de sí, ellos le siguen vueltos una fila de trajes oscuros que como manada de cuervos revolotean, graznan.
Alrededor de quince cuentistas esperan junto a Juan José en la mesa del café, se atiborran de galletas.
-¡Los cuentistas siempre con hambre! –entra el asesor de espalda encorvada– esa es buena señal –dice. 
Inicia la sesión. El maestro, un buitre viejo, es un observador minucioso que encuentra en los textos la redundancia de palabras, muletillas y repeticiones, como si se tratase de carroña. Entre picotazos y presentaciones el día se va lento. A media sesión tocan la puerta, es el chimpancé bailador, dice que se ha perdido. El buitre, con mirada calculadora, lo deja pasar:
-Cómo te llamas, muchacho, tu rostro me es familiar.
-Andrés Henestrosa, vengo por tercera vez –se sienta atrás de Juan José.
-Entonces, ¿cómo es que te has perdido? –el viejo maestro afila el pico.
-Siempre tengo la suerte de perderme en alguna fiesta –y todos los animales ríen.
El buitre, malhumorado, continúa la sesión. Todos tienen cara de interés, menos Juan José que garabatea en una libreta lo mucho que extraña Ciudad Guzmán.
Piensa en el humano negro que se salió del corral, por el que dio sus primeros pasos, le entran inmensas ganas de correr, el recuerdo de aquella bestia lo persigue y tiembla como un troglodita perseguido por un monstruo mitológico.
Desea regresar a casa, esconder sus cuentos, olvidarlos. Está a punto de impulsarse de su asiento, pero llega la hora del intermedio. Respira.
El chimpancé y él hacen migas. Salen a tomar un café y platican al pie del balcón.
-Soy de Oaxaca –le dice el primate– escribo historias de sicarios.
Charlan de proyectos y libros. El chango matón –como comienza a llamarle Juan José– dice que resignado a no recibir la beca nuevamente, viajará a Francia, a estudiar teatro. Lo invita.
Su conversación termina en planes para la noche.
-¿Entonces sólo hielo y refrescos?
-Sí, ya tengo varias botellas –contesta el chimpancé.
A los poetas también les han dado un receso, Jaime y Rosario se unen a la plática. El primate los invita al quinto piso.
El resto de la sesión pasa más lenta. Todos desean llegar a dicha borrachera.
Una vez en el termitero, los pasos van hacia la habitación del mono matón, es físicamente imposible penetrar, medio congreso ha llegado. Juan José entra con una bolsa extra grande de hielos y algunos refrescos, junto a él, está Jaime que carga un paquete de cervezas.
Rosario llega más tarde en compañía de otra golondrina, ambas visten coloridas bufandas. Sabines se escabulle entre la multitud, se arrastra con su piel y su lengua, llega a ellas.
En vano, Juan José intenta seguirlo. Choca con el chango matón y este le pregunta por los hielos. El lugar es una mezcla de gorjeos, ronroneos, rugidos. En un rincón, un grupo de novelistas hablan de recursos literarios. Los escribicionistas, en un extremo de la habitación, hablan de su blog. Un par de poetas intentan componer una oda al alcohol. La zorra de los ojos grises besa a un apasionado lobo. Desde una laptop suenan The animals. Alguien grita que le bajen a la música. Un gorila uniformado dice que los demás huéspedes se han quejado, los reprende molesto, se va. El chango matón comienza a bailar, tropieza con un cuervo y derrama la cuba sobre su saco, este lo picotea, Andrés se enciende y clava sus colmillos en el cuello de su oponente, el novelista aletea fuertemente, dan volteretas por la habitación, un círculo de excitados animales se forma en torno a ellos. Los perros aúllan. Entre monos y cuervos se hacen de palabras. Por fin logran separarlos. Juan José saca al mono sicario de la habitación y terminan en un bar de la zona rosa.
-¿Ya conocías al novelista, pelearon como si tuvieran viejos rencores?
-Sí –ríe Andrés– me cae mal, también es de Oaxaca, nos conocimos en un encuentro hace cinco años. Su tío es secretario de cultura. Lleva tres años consecutivos con la beca. Desde cuando tenía ganas de morderlo –y da una calada a su cigarrillo.
-¿Consecutivos? Que yo sepa eso no es posible –responde Juan José, y hunde la mirada en su cerveza. Piensa en sus cuentos, en las pocas posibilidades de ganar, brotan sus temores.
-Así es esto, amigo, por eso ya tengo un pie en Francia. Allá un viejo conocido me ofrece trabajo.
-Dichoso tú, yo en cambio, presiento que regresaré a mi pueblo para no salir de ahí.
El primate lo mira pensativo. -Si te animas, te presto lo del pasaje, estando allá, lo de menos es encontrar trabajo. –a pesar de las pocas horas siente gran empatía por él.
Un entusiasmo recorre a Juan José. Un sí quiere escapar de su boca pero en cambio sólo mira su reloj que marca las cuatro de la mañana, y únicamente atina a decir que ya es hora de regresar.
Ambos ebrios vuelven al hotel, apenas tienen un par de horas para descansar.
Ya en su habitación, Juan José queda petrificado en el umbral de la puerta, un par de bultos se mueven en las sombras. Gimen, se retuercen. Jaime siente su llegada, prende una lámpara. La golondrina, medio escondida entre las sábanas, asoma el pico, una de sus alas. Al ver que es la amiga de Rosario, el joven cuentista respira, se tira en el colchón de al lado.
Se entrega a sueños que lo conducen a los ojos de Castellanos. Ignora a los amantes. La poeta golondrina no es muy bonita pero algo hay en ella que lo atrapa, que le hace querer reflejar su vacío en el balcón de su mirada.
Suena la alarma, el poeta iguana se estira con toda su verde apariencia, la golondrina ha volado.
Los jóvenes se alistan presurosos, entran derrapando a su segunda sesión, pasa el día, luego otro: sesiones y graznidos, revisión de textos, competencia… todo igual.
Llega el turno de Juan José, es el último día del evento. Las dudas lo atacan, se deshace como la bolsa de hielos que compró días atrás.
El viejo buitre lo llama, chasquea el pico. El cuentista sube los dos peldaños que lo separarán del resto de las butacas. Todos clavan la mirada en el juego de fotocopias que antes ha repartido. Sus palabras brotan desquiciadas, alguien pide que vaya más lento. Termina la lectura.
El asesor subraya, revisa; algunos bostezan. Surgen opiniones. El chimpancé le brinda una señal de apoyo.
-Mi presentación ha sido un asco –piensa Juan José.
-Bien –interrumpen sus pensamientos– he anotado unas cuantas correcciones, sólida tu estructura –comenta el buitre–. Tomen un descanso… excepto tú, Arreola –y con el ala le señala que vaya a su escritorio.
-Dime, hace cuánto escribes –cuestiona el instructor.
-Desde los diez años, mi pueblo es aburrido, siempre he preferido escribir.
-Es contundente tu estilo y la vitalidad de tu lenguaje ¿dónde has hecho tus estudios?
-En realidad, soy autodidacto, a los doce años comencé a trabajar –responde un tanto nervioso– Dígame, cree que tengo posibilidades de –y el buitre obstaculiza su pregunta con un aleteo.
-¿De conseguir la beca? Quizá. Pero si sólo vienes por eso, estás perdido. No te estreses en obtener lo que por sí solo llegará.
El muchacho asiente y junto con el asesor, sale del aula.
Afuera Rosario le espera, -¿Cómo te fue? –salta emocionada.
-Creo que fui el peor.
-No seas modesto, confío en que serás uno de los becados, nadie más que tú desea salir en esa lista.
-Ese es el problema, ya no sé –de repente, la poeta gira su cabeza y clava la mirada en un gorrión desconocido, esta trina de felicidad.
-Lo siento –dice– llegaron por mí –Juan José siente un agudo dolor en el estómago–, pero prometo ser la primera en felicitarte cuando publiquen los resultados –y con un gran abrazo se despide de él.
Quince días después, una fuerte palmada en la espalda lo sorprende.
-¡Cabrón! No contestaste mis últimos mensajes, pensé que no llegarías, pero aquí tengo tu boleto –Andrés Henestrosa y Juan José se dan un abrazo como aquellos amigos que hace dos semanas no se ven.
-Te dije que no faltaría, sólo que estos últimos días se me han ido en despedidas.
-Hoy publicaron la lista –dice el chimpancé.
-Prefiero no saber –contesta Arreola– ya he tomado una decisión.
El chango matón alza los hombros, cambia de tema.
Los dos jóvenes pasan al mostrador de la aerolínea. Les revisan el pasaporte. Un celular suena.
-¿La última despedida? –pregunta Andrés.
-No, se activó mi alarma –miente, mientras en la pantalla aparece ella– ¿Vamos por un café?
Y en busca de una comédie francaise, los dos monos se alejan.

19 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay textos anteriores que dan mucha flojera terminar o acaso llegar a la mitad, las palabras, los diálogos, el tema, en fin, que no es el caso de este cuento; preciosa la forma en la que mencionas pormenores reales de los autores con toda la fantasía del cuento, muy buen detalle el mundo animal que manejas. Al terminar de leer el cuento me queda esa sensación de nostalgia tan intensa que solo los relatos realmente buenos pueden lograr, dejar una estremecimiento, un sentimiento al final del cuento es la clave para enamorarse el autor.

Me atrevo a decir que es perfecto, no le falta, no le sobra, todo quedo tan preciso que no es necesario decir ni saber mas.

Felicidades.

Atte: La mala de la historia

Anónimo dijo...

Y bueno, ya que comento la publicación de la que me parece lleva este colectivo aprovecho para dirigirme a todos, una explicación que algunos no se merecen pero ahí va.

Sus escritos nos están ayudando, a mi a mi taller, a analizar el tema de la critica de una forma muy interesante. Los comentarios que publico son en realidad la opinión de todos los del taller y si a alguien le parecen irrespetuosos pues, que bueno que no esta aquí presente para escucharlos de viva voz ya que los escribimos endulzándolos lo mas que se puede. Lo que comentábamos aquí es que tanto vale la madurez creativa de un escritor como su madurez para recibir, y en especial buscar, la critica de quien lo lee. Nos llama la atención la conducta de Dark Angel, como mencionas, esperemos que llegues lejos, sin embargo, si algún día llegas a publicar en una revista o en un libro vas a recibir critica de "Anonimos" que sin brindarte su nombre van a decir lo que a ellos les parece tu escrito aun cuando escriban de una manera terrible o ni siquiera lo hagan, desgraciadamente la critica que hace la gente en forma cotidiana, sobre cualquier cosa, no suele ser la mas amable. Opinamos de forma anónima porque no tenemos un blog y dado que los escritos del taller pretenden irse a concurso no se pueden publicar en la red.

Nos gustaría despedirnos y buscar otro colectivo pero la idea de leer sus relatos eróticos nos llama mucho la atencion.

Sluditos y tomenselo con calma

Atte: La mala de la historia

Capitan TINTASANGRE dijo...

Tenue linea entre la ficción y la realidad.
datos sin exagerar
imaginación desbordada.

magnifico trabajo, Arqui. Usted si que me ha apantallado, con tan original trabajo.

Por lo pronto este viejo Toro de Lidia ira a tirarse a su abrevadero.

Capitan TINTASANGRE dijo...

p.d.

creo que su trabajo funciona a muchos niveles y planos diferentes, pues se puede disfrutar sin saber nada de tus personajes

o al igual que conociéndolos y habiendo leído el confabulario de Arreola.

destroyer!!! dijo...

a mi me agrada la idea que "la mala de la historia" venga y diga lo que piense y su apreciación, buena, mala, con o sin fundamentos, llena de flores o con exceso de mala leche, a fin de cuentas aporta y hasta donde yo se, la libertad de expresión de eso se trata... somos tan libres en ese sentido que si quiero ser anónimo da igual a si pongo mi verdadero o un alias como en mi caso...

cuántos de nosotros hablamos mal de la política, cuando la mayoría nunca ha hecho política a ningún nivel, quejarse de la economía sin tener la menor idea de cómo es que funciona o hablar mal de un deportista sin saber ni pegarle a una pelota con el bat... asi es este juego, tiene pros y contras... y habrá a quien no le guste nuestro trabajo, mejor, que hueva ser el hilo negro de la humanidad... y que endejada quedarte callado solamente porque no eres un maestro en el arte de lo que criticas... así nadie se metería casi con el trabajo de nadie y estaríamos asquerosamente estancados y sin intentar superarnos...

bueno, con calmita en la noche leo los cuentos y los comento ahorita no me dejan libres más de dos minutos... pero si me llaman mucho los comentarios de "la mala del cuento"...

hasta en la noche!!!

Puzzilanimecat dijo...

Que chingón blog, todo en orden, escritos chidos, "escribidos" a consciencia pues, todos bien responsables... me gusta, me gusta, ah no, no estamos en facebook, pero me gusta, me gusta, con su permiso seguire leyendo... de metiche, no quiero quedarme aquí nomás.

Dr. Gonzo dijo...

Ros, te lo platiqué y te lo reafirmo, escribes chingonsísimo y las opiniones anteriores refrendan eso. Entendiendo que no fue nada sencillo hacer converger a esos cuatro, fuiste inteligente al no involucrarlos demasiado y aún así, los delimitaste de forma sutil y espejeada con el reino animal, quedando con un toque de humor bastante apropiado.

Y una disculpa por usar también el espacio de tu escrito pero tengo alguna duda con La Mala de la Historia y es que si en su taller analizan el tema de la crítica, no me parece una idea muy inteligente hacer crítica en un colectivo de internet. Claro, sucede que desconozco su tesis de inicio, porque luego dices que sus escritos irán a un concurso. Luego, ¿exactamente en qué punto está presente el análisis de la crítica? ¿A qué puntos alude en la literatura que tiene este blog? Si es a la madurez del receptor, pues están jodidos, porque tomar de base las reacciones de Dark no es precisamente el parangón que yo tomaría para trabajar. ¿Cuál es su sustento teórico? ¿Qué interpretación literaria es su base? ¿En qué forma sus escritos se retroalimentan de los nuestros? ¿Por nuestra reacción a la crítica? ¿Por como la hacen ustedes? ¿En proporción a las estipulaciones de su concurso? Me gustaría saber.

Dr. Gonzo dijo...

Destroyer yo aquí sí te tengo que hacer una observación y es que vamos de mal en peor si porque en el hecho y derecho de expresarse, te encuentras a alguien que quiere fungir como La Crítica, como La Observación. Es el papel que claramente dijo La Mala...que venía a hacer. Por eso me interesé en la base de su análisis. En lo que a mí respecta - y, entiendo en varios casos de los Escribicionistas - la crítica es bienvenida; algunos quizá la quieran más retocada que otros. No hay pedo, creo que Pherro aludía un poco al fundamento y en la crítica el fundamento es confrontar ideas, no hay neta del planeta como algunos quisieran suponer, en la objetivización de la subjetivización. Si tiene mala leche al hacerlo, está bien, yo también soy un cabrón cuando quiero joder pero ¿y la crítica?
Y una vez más, disculpas por tomar este espacio de Ros. Es la última.

NTQVCA dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
NTQVCA dijo...

Ros, que gran sorpresa que tengas la capacidad aun de sorprender, ja! Tuve que regresarme en los primeros parrafos para entender que Augusto Monterroso estaría encantado, Me encanta la fluidez y lo ameno de tu historia que termina siendo digerible con todo y esa bola de personajes, ya estab yo mortificada por terminar toda enredada con tanta gente, no es facil eh!

Por otro lado, creo muchachones Escribicionistas que no hagamos más caso del que se merece ese anónimo, porqué aunque se aprecia la critica recibida, alguien que llega sin nombre, ni identidad y no se toma el tiempo de abrir un blog igual que nosotros para representar lo que viene a ostentar, pues no se ha ganado el derecho de tanta atención, terminan ustedes escribiendole más a ella que a quien se tomó el tiempo de subir su relato. Les mando hartos besos.

Leinad dijo...

Una forma inteligente rica en detalle y bastante creativa de narrarlo todo, tu cuento me ha encantado de sobremanera, tu forma de llevarnos de los acontecimientos a lo que Juan José piensa es practicamente invisible. Sin lugar a dudas de lo que he leido hasta la fecha en el blog para mi gusto es lo mejor.

destroyer!!! dijo...

ora si patrona a comentar la sustancia... no ps que chingonerìa, muchos aplausos pa usted...

y no se xq me dieron ganas de estar en comitán con un mezcalito comiteco echado en una ahmaca jajaja...

Pherro dijo...

¡Ahora resulta que este texto es perfecto! Según "la pretenciosa de la historia".
Y no digo que no sea muy bueno, en lo personal me ha gustado mucho, RoS, pero no puedo evitar hacer mención de la incongruencia de los comentarios de esa persona autonombrada la jueza de este blog.
Supuestamente los escritos de su taller entrarán a concurso, entonces tal vez sean publicados en una revista o un diario, quizás en alguna página de internet y así mucha gente podrá tener conocimiento de tan elevadas obras, para disfrutarlas y analizarlas.
Entonces ya puede decirnos donde podemos nosotros leer sus trabajos, así de fácil.

RoS, se nota tu trabajo en esta entrega y se agradece la dedicación, pues en verdad es un placer leer algo tan imaginativo, convertir a los personajes humanos en animales y darles características de personas, eso me gustó mucho.
Además de que, por lo menos de nombre, sí conozco a los personajes principales, pues no los he leído a los cuatro, a dos sí, pero muy poco y se nota que Tú si conoces bastante de sus obras.

Ros dijo...

¡HOLA!
AGRADEZCO TODOS SUS COMENTARIOS, LA VERDAD LA MAYORÍA ME HAN PUESTO COMO UN 'TOMATE', CREO QUE SE CUMPLIÓ EL FIN, HACER UN CUENTO (que tan excelente, que tan malo, no sé),LA VERDAD FUE PARA MÍ UN RETO, PUES ARREOLA ES UNO DE MIS ESCRITORES FAVORITOS Y NO QUERÍA QUE ESTE PEQUEÑO "HOMENAJE" QUEDARA GUANGO. GRACIAS.

MALA: Fíjate que cuando postié el cuento todavía tenía varias dudas, pero en general me gustó, tengo la mala costumbre de tallerear eternamente mis escritos, pero en esta ocasión así lo dejaré. Agradezco tu comentario.
Respecto a lo de tu taller, pues no sé, se me hizo raro, no sabía que éramos conejillos de india, já.
La neta leyendo tus comentarios estos son muy personales, por eso no creo que los hagan en grupo. Sean como sean, me parece interesante que vengas y nos des tu opinión, pues en lo que comentas acerca de la madurez de un escritor para recibir y hacer crítica, estoy totalmente de acuerdo. Por otro lado eso de "endulzar" suena disparatado, ¿qué no eres la mala?
Y bueno, ya sea para leer los relatos eróticos o cualquier otro tema, de mi parte, eres bienvenida, que para eso se activaron los comentarios anónimos en este blog.

CAPITÁN: Gracias, gracias... sí, en confabulario / bestiario, me apoyé mucho para la realización de este cuento. Pero tiene razón, se puede leer conociéndolo o no.

DESTROYER: Algo así pienso yo, sino, en todo caso, desde un principio se hubieran restringido los comentarios en este blog. Mientras sea crítica no hay pedo, ya lo dije antes, pero a los comentarios groseros o mala leche no les veo caso, naditita aportan.

PUZZILANIMECAT: Bienvenido a este rinconcito escribicionista, chale, lástima que no tengamos la opción de 'megusta' jajaja.

DR.GONZO: Agradezco todo eso que me dices, la neta qué chido que te haya gustado la historia.
=)
Y no te apures, comenta y pregunta a quien quieras.

NTQVCA: Aw, grax, grax... y sí, jajaja, fueron muchos animales, por eso ni les puse nombre, sólo los utilicé como recursos. =)

LEINAD: Ay, muchas, muchas gracias. Me da gusto que se logró eso que quise inyectarle al personaje. :)

DESTROYER: Jajaja, no pues ya que lo dices, a mí también se me antojó. Gracias por los aplausos, qué te tomas? ah, ya... un mezcalito.

PHERRO: Agradezco lo que dices, fíjate que yo al que conozco más es al Arreola, y un tanto al Sabines. A los otros, aunque les conozco un par de escritos, los anduve "investigando" estos últimos días, je.
Por otro lado, a mí no me gustaría leer sus trabajos, digo, es que para mí no es tan importante leer a quien viene a comentar/criticar/oloquesea. Mira Pherro, anónimos así habrá, y muchos, y qué bueno. Lo importante es tomar, saber tomar, o no tomar en cuenta las críticas, finalmente el autor tiene ese derecho.

Anónimo dijo...

Jueza? yo nunca lo dije, pero si tu lo sugieres, acepto!

Anónimo dijo...

jajaja, me encantó todo lo de sabines... coma, usté y esa forma de narrar, ps simplemente son especiales... tuve que reventármelo dos veces.. bueno, soy lenta, pues!!! checa bien unos acentillos diacríticos y ps ya!! jajaja, tk mil!!

Ros dijo...

Gracias coma, los checare mil.

=)

Siracusa dijo...

Tarde pero seguro!!!! muy buen cuento, aprendere de usted!!! lo demás ya lo dijeron asi que no sere reiterativa.

:D

Aline Suárez del Real dijo...

No ps igual que Siracusa, ya dijeron todo, yo no le veo defecto ! lo disfruté mucho y lo sentí ya bien hecho y trabajado, muy bien, muy bien, pero sobre todo quiero que sepas eso, lo disfruté y me lo saborée mucho.