miércoles, 27 de julio de 2011

Escape


Llegó el punto en que no había sentido la paranoia de esa forma. Pensaba en qué sucedería el día que llegaran por mi, me di cuenta que en la noche, cuando todo está tranquilo, es cuando soy más vulnerable a su llegada, así que decidí prepararme. 

Lo más lógico, lo que haría cualquier persona, sería llegar a la puerta principal, en mi caso, la puerta de la casa es vieja, de madera que cruje cuando se abre o se cierra, y tiene una mirilla, la cual siempre me da una ventaja, pero ellos son imprevisibles. Cabe la posibilidad de que traten de entrar por la azotea... O por una ventana, o que tal vez lo intenten por las rendijas del aire acondicionado. Nunca se sabe. No con ellos.

Después de varios días de analizar mi situación, veo complicado que traten de entrar por la azotea, harían mucho ruido al subirla y me alertarían, de igual forma descarté las otras opciones, pues aunque ellos son imprevisibles, no son tontos. Me quedaré en el cuarto de arriba, cerca de la azotea. Allí me siento tranquilo. Por ahí escaparé.

Dejé de salir a la calle, es correr demasiados riesgos. Estoy seguro que durante el día no llegarán, tan seguro como que tengo cinco dedos en las palmas de las manos, la noche es la que me preocupa. Comencé a estar despierto en la noche y dormido en el día, no me tomó mucho tiempo adaptarme. Para dormir en el día, hice algo que hacía cuando tenía que entrar a trabajar a las seis de la mañana y que me daba más minutos de sueño, dormir con la ropa puesta. La ventaja es, que ahora puedo dormir con ropa cómoda, tal vez un pants y mi cazadora. Así me siento más seguro, pues si llegan de día, cosa que sé que no harán, pero como dije antes, con ellos nunca se sabe, no perderé tiempo en alistar mi ropa. Llegarán por la puerta principal, tendría que pasar algo de tiempo antes de que lleguen hasta el cuarto de arriba, mi refugio, pues se dividirían y comenzarían a buscar primero abajo, el primer lugar a donde cualquiera llegaría ya sea de día o de noche, es la planta baja.

Sé que cuando lleguen entre las sombras de la noche, no tardarán más de diez segundos en estar ante la puerta principal, otros cinco derribándola, quizá un minuto o más buscándome, eso significa que si estoy atento, me dará tiempo suficiente para escapar por la azotea. He decidido usar la misma ropa, los pants y la cazadora, y no bañarme, pues si me encuentro en la ducha a su llegada, todo se complicaría.

Lo siguiente que hice fue preparar una "maleta del pánico". Una maleta del pánico, es aquella donde depositas cosas que son importantes y que te servirán en un futuro para sobrevivir, debe ser pequeña para que te deje transportarla libremente, así que solo lleva estrictamente lo necesario. O lo que crees necesario.  

Sólo queda un asunto sin resolver, ¿qué haré cuando esté afuera?... Pero me preocupa más el escape. ¿Cómo lograr un escape perfecto si estoy dormido durante la noche?... no, no se puede, así que no duermo cuando la luna es la dueña del cielo. Ese pensamiento es el que me mantiene en vigilia. 

Hoy preparé un simulacro para cronometrar el tiempo que tardaré en estar fuera de la casa, fuera de su alcance. Cuando escuche el ladrido de un perro, a la hora que fuera, sería la señal que reemplazaría el ruido de su llegada, dejaré de hacer cualquier cosa en ese momento y haré el simulacro de mi escape. El ladrido llegó, me tomó siete segundos tomar la maleta del pánico, otros cinco en llegar a la azotea, quince en bajarla y otros quince en llegar a la esquina de la cuadra, si mi cronómetro no me falla, me da el tiempo suficiente para escapar de ellos, aunque el miedo a su llegada me persiga siempre. El escape está listo. 

Aunque también, cabe la posibilidad, que nunca lleguen. Con ellos nunca se sabe.

10 comentarios:

Capitan TINTASANGRE dijo...

que buen relato...!!!!

lleno de paranoia, incertidumbre.
locura y cordura

siempre listos, era el lema cuando era Scout.
lo mismo dice la iglesia.
estar siempre en gracia para cuando llegue el momento.

pero estar en la paranoia, el miedo y la angustia constante, hasta el punto de dejar de bañarse o dormir vestido.

estaremos listos cuando ellos lleguen?

Capitan TINTASANGRE dijo...

este relato si lo metería en mi maleta de pánico---

Siracusa dijo...

Paranoia e insomnio, algo digno de desquiciar a cualquiera!! y definitivamente se llega a eso después de algunos dias sin dormir :s, independiente del pecado por el que te persigan...
quizá si no explicaras que es "la maleta del pánico" aún se entendería tu idea, que cosas llevarias?. chido :D

. dijo...

ok!!!! es como cuando yo no podía dormir pensando en que se iba a acabar el mundo despuñes de leer el apocalipsis...

y ahora que ya no me preocupa, al igual y llega pfffftaaa...

muy chingín maldito fer...

saludos!!!

Unknown dijo...

No hay escape, esa es la realidad, por más preparados que estemos, ellos llegarán. ¿Pero quién chingaos son ellos?
Me gustó el texto, excelente descripción de una noche desperdiciada, de pensamientos trabajando para nada, vivir la noche forzadamente, mal vivir de día.

Fantasía psiquiátrica dijo...

El deterioro, la caída en espiral de un paranoico. Muy bien descrita la sintomatología en raciocinios para justificar conductas límites. La locura agudiza en las noches, perfeccionismos tormentosos.
Saludos.

la MaLquEridA dijo...

Uts, quiero saber quienes son ellos. Paranoia total.

Conocí a alguien que para no perder tiempo cambiándose de uniforme, dormía con él puesto debajo de la pijama ja.


Saludos.

Ros dijo...

El texto me atrapó. Me imagino que es parte de la paranoia del texto redundar en la idea, repetir, cerciorarse... como parte de todo buen plan de escape.
Coincido con Siracusa, de repente explicas mucho... como lo de la maleta.

Aline Suárez del Real dijo...

Paranoia...qué tal, me transmitiste angustia, sobre todo al final porque de hecho al principio me costó un poco de trabajo leer, como que me tardé en meterme al cuento porque sentí unas partes como que enredadas, no sé. El tema muy bueno.

Sé que no es comentario del texto, pero no lo puedo resistir, Malquerida, qué risa con lo de el uniforme abajo de la pijama !!! genial !!!!

Dr. Gonzo dijo...

Me sentí observado cuando leía tu texto... de hecho me siento observado casi todo el tiempo, pero el punto es que supiste meter muy bien a tu lector en tus hechos. Recordemos que otro rasgo que tenemos los paranoicos es nuestra extrema desconfianza y la relatividad a los hechos. Creo que confiaste demasiado en ese perro.... quiero decir, tu protagonista... >guiño de ojos<