domingo, 3 de julio de 2011

Paraíso mingitorial



Bailan. Beben. Se necesitan y se tienen unos a otros. Hacen el amor entre los pasillos. Amontonados en espacios diminutos. Humo. Empañan ventanas que no se abren. Mujeres de rostros lobunos que abren las piernas para alcanzar los compases de una hipnotizante -idiotizante-, melodía. Sudor frío y caliente también. Luces que parpadean. Humo. Gemidos que claman dolor. Humo. Humo. Cuerpos que han caído en una batalla que ya no van a ganar. Me parece todo muy divertido, también me parece muy cordial.
Yo también debería empañar ventanas y amontonarme con alguien, pero mis necedades primarias me mandaron al final de la hilera para alcanzar el baño. Pienso en agua y en faldas. En faldas bañadas en agua, -que sea agua sucia-. La vejiga se entumece y amenaza con reventar al menor movimiento. Éstas son las cosas que le pasan a las personas que no pertenecemos al gremio, al grupo, a los que sí deben estar aquí. A mi sólo me va a tocar tener un accidente de vuelta a casa o voy a vomitar aquí mismo o me voy a meter entre las bragas ladillosas de mi mala suerte.
¿Qué hacen allí adentro? ¿no les bastan los pasillos? ¿no pueden dejar un lugar para mear a gusto? ¿tienen que venir a escupir su sexualidad aquí también?
Tal ves silbar ayude a olvidar la furia contenida. Lo intento, pero intentar seguir la melodía de los gemidos en el aire no sirve. Me retuerzo en mi cómodo lugar. Alguien me mira a tres o cuatro personas de distancia. sonríe dejando ver sus dientes y su lengua amarilla. Se ríe de mi, yo también lo haría.
Enciendo un cigarrillo mientras dejo que mis pies su muevan para encontrar ese espacio vacío que se forma frente a mi cada vez que la persona que se encuentra en el fondo desaparece a través de la puerta anhelada para convertirse en una deidad. Eso sucede cuando desaparecen en el umbral que divide a los desgraciados de éste lado, de los inmortales que viven dentro de ese paraíso mingitorial.
Un momento. Un respiro. Otro golpe al pecho. Era la bestia que me acusaba. Estaba embrutecida y bramaba exigiendo alivio. Sus ojos como piedras volcánicas y el aliento a humedad. Me odiaba y yo la odiaba a ella. Dominaba su espacio y el mío. Un par de patadas al piso. Embistió. Me vi en la necesidad de correr. Ir a la calle para buscar un espacio en el que pudiera esconderme. Entre los faros tal vez, ese pequeño espacio de obscuridad que todavía le pertenece a la noche. Pero no pude moverme, ya no podía hacerlo. El cigarrillo de había terminado y yo también. La puerta ya estaba a mi alcance, ese lugar del que ya se había profetizado. Ese lugar que ya se había prometido. No pude llegar, morí antes.
La bestia viro hacía mi más rápido de lo que mis reflejos me permitían moverme. Enmudecí cuando me alcanzó. Corneó mi espalda y me levantó en el aire. Las personas se seguían abalanzando unas sobre otras, me recordaron a las ratas de Hamelín. Reían y se retorcían, chocaban sus lenguas como si su vida dependiera de eso. Yo intentaba explicarles pero no escuchaban. Mis gritos eran mudos. Mi angustia pronto se convirtió en alivio. Ahora era yo el que reía.
Cuando llegué a la puerta del baño, ya era demasiado tarde. Ya no había peligro. No hay nada peor que ese momento cuando ya es demasiado tarde. Creo que lloré.
Me voy a casa, seguro vomito en el camino.

9 comentarios:

Unknown dijo...

Me hiciste acordarme de mi primera borrachera, perdí hasta la dignidad, jaja.
Esas fiestas donde sólo se cuenta con un baño y no queda de otra que salir a calle a regar los arbolitos.
Me gustó el lenguaje usado para describir un acontecimiento tan trivial, pero al que en su momento le damos toda la importancia.

. dijo...

lo bueno pa los hombres es que siempre habrá una pared, una llanta, un arbolito o la clásica... caminando y meando jajajaja

saludos!!!

Ros dijo...

Bienvenido a este blog.
Me gusta tu lengüaje, tu humor escatológico, reí y disfruté esta lectura. En lo particular disfruto mucho las oraciones cortas, así que el ritmo que llevaste me gustó.

Siracusa dijo...

Es horrible cuando la fila para el baño es enorme y mas la de las mujeres :s tan facil que es entrar, hacer y salir!!! me gustó la fluidez y lo exacto que eres para describir las situaciones.

saludos!!!!!!!!

Aline Suárez del Real dijo...

¡wow! me ha gustado. Como comentan acá arriba, describir y hablar tan perfectamente de algo tan cotidiano !!! se me figuró una canción, como que podría quedar para canción. Muy bueno y bienvenido ! ojalá vengas mas seguido a escribir, me encantó tu estilo ligero, con buen ritmo, bien escrito.

Alejandro Aguilar dijo...

Bienvenido!!!!!!! Camninando y meando para no hacer hoyo?? Definitivamente agradesco que mis partes cuelguen.

:D




Dark Angel

Dr. Gonzo dijo...

Me gusta el humor amargo que no llega a ser ácido. Analizar tus palabras es darse cuenta de la carga problemática que puede llevar el hecho de mearse por llegar, por entrar y no disfrutar la fiesta, aunque dejas ver que está igual de culera que esa fila.

Anónimo dijo...

¡Caray!

De verdad agradezco los comentarios. Siempre es bueno tener retroalimentación para poder crecer, no sólo en la escritura. Hacen sentir a uno como en casa, espero poder ser invitado nuevamente, Me parece que proyectos como Los Escribicionistas hacen mucha falta.

Los seguiré leyendo constantemente como lo he hecho hasta ahora. Abrazos a todos.

Travis

Fantasía psiquiátrica dijo...

Caray, esto del baño no me lo tienen que contar, es aventura. Esta odisea de humor escatológico me puso de buenas. Bien narrado, entretenido; tratar la ortografía, restan algunos estereotipos, pero muy buen ritmo. En muchos momentos un humor "bajo y enfermo" en el mejor sentido. Vientos mi estimado Travis.