domingo, 28 de agosto de 2011

EL GRAN MONTTINI



Por fin llegó el gran día de la función, todos en el pueblo de San Felipe Torres Mochas estaban entusiasmados por la presentación del espectáculo del Gran Mago que andaba de gira en el bajío. Desde un mes antes ya nadie hablaba de otra cosa que de ir a la iglesia en cuyo edificio, y a falta de algo más grande o adecuado, se haría la reunión.
Tras bambalinas, todo era movimiento, ruido, trabajo a todo vapor, los ayudantes y tramoyistas armaban y acomodaban cada elemento con precisión matemática.
Las coristas, payasos y malabaristas ensayaban para realizar su faena, de ir preparando el ambiente para que al final apareciera el sensacional mago que había dejado a todos con la boca abierta, incluyendo al mismísimo presidente Don Porfirio Díaz.
A las 5:00 de la tarde, el templo ya estaba lleno. Cosa que aprovecho el Señor Cura para dar un sermón regañando a los pobladores por estar ahí en la función y no a la hora de misa, como era su cristiana obligación; además, de pasar la charola de las limosnas para “los arreglos del templo”.
La gente estaba ya muy impaciente, una trompeta anunció el inicio, abriéndose el improvisado telón; el anunciador dio la bienvenida, y acto seguido un grupo de titiriteros hizo su presentación. La gente aplaudía las ocurrencias de la obra y los niños que nunca habían visto nada igual estaban asombrados. En aquel polvoriento lugar nadie había visto algo así.  
Siguieron los demás artistas haciendo sus números y hasta el cura, que a regañadientes había prestado el sacro lugar, estaba coreando vivas a los fuereños.
-Ya casi es hora, está el último acto, seguimos –me dijo aquel hombre alto y delgado mientras se alistaba con ceremoniosa pompa. Arregló su sombrero, una bella asistente tomó la capa y le ayudó a colocársela.
Yo por mi parte, ajustaba todos los detalles, tenía que ser perfecto. Ya se sentía correr la adrenalina, la ansiedad.
Afuera se oía tocar a la banda, los aplausos, las porras, eso era estimulante. El presentador estaba listo para anunciar al Gran Mago. El silencio sepulcral fue roto cuando se alzó el telón.
Entonces me coloqué en posición, dentro de mi recámara, cerré los ojos para concentrarme y esperé con paciencia, a fin de cuentas todos habían venido a verme y no podía defraudarlos.
Hasta que sentí una mano que tomó mis orejas y me levantó con suavidad, la ovación fue enorme y de pie, cuando el Gran Mago me presentó…


-¡Y Con ustedes, El Gran Monttini!  ¡¡¡El Conejo de mi sombrero!!!

11 comentarios:

Ros dijo...

Clap, clap, jajaja, pinche conejo ególatra, bien seguro él, jajaja, fabuloso final.
Me gustó la historia capi, cómo situa a sus personajes en el pueblo, la descripción de sus gentes y el ritmo de lo narrado.

VioletaJacaranda dijo...

Wow!! me encantó!! Nunca me hubiera esperado ese final, de hecho me confundió un poco cuando pasaste de hablar en tercera persona a primera persona.

Mi madre alguna vez me contó que le tocó ir con una compañía de teatro a un pueblo a dar una función a un pueblo. El único lugar que había en el que podían hacer algo parecido era la iglesia, así que la pidieron prestada para unas tres o cuatro funciones. El problema fue que cuando se presentaron en la iglesia, nadie se rió, aplaudió o hizo ruido alguno a tal grado que los actores pensaron que la obra había sido malísima. Cuando acabó, mi madre se acercó a una mujer del público a preguntarle qué habían hecho mal, y ella le contestó que nada, que la obra era excelente, pero que no habían reído ni nada parecido porque era una falta de respeto hacer tanto ruido en la casa de Dios.

LUIS TORRES dijo...

Muy interesante final, pero igual que a Sofia ese cambio de tiempo me altero un poco.

Y como todo el mundo sabe que cuando se tiene entre 4 a 14 años la que manda en casa es la mama, en la mia no fue la diferencia, y yo tenia que aguantarme los aburridos sermones domingueros hasta que un buen dia un viejito feligres algo resfriado sentado justo al frente del cura dio tal tosida seguida de un escupitajo verde y asqueroso en el pasadiso de la iglesia seguida de una risotada mia que hizo que la gente se indignara, el cura se molestara, el monagillo ponga cara de culo, y mi mama roja de verguenza catolica.

Como es Logico hubo un pequeño desorden y yo contento por mi primer dia de iglesia divertida.

Saludos

Unknown dijo...

Me acordé de Blas, el conejo del mago Frank.
A mi me parece que te falto ahondar en algunos detalles, por ejemplo, mencionas a Don Porfirio, pero lo sitúas en tu relato como un simple dato.

la MaLquEridA dijo...

Los magos siempre se llevan las palmas, mientras el trabajo difícil lo hacen los conejos, justo es que en tu acto se llevaran el aplauso.



Saludos Capitán.

Dr. Gonzo dijo...

Quiéeeen sabe por qué, pero algo al inicio me hizo suponer que sería un conejo, pero la forma en que está relatado me ayudó a alejarme de esa idea, resultando al final, una sorpresa. Me latió, Cap.

Siracusa dijo...

El contexto en el que desarrollas tu historia me parece genial, una etapa donde los espectáculos ambulantes rifaban en distintos lugares de México impactando a todo mundo, con actos tan sorprendentes para aquellos ojos que no sabían de la Revolución a la que se enfrentarían o en la que posiblemente ya vivían. En cualquier caso bien al dejar abierta esa posibilidad histórica. Me encantó!!!

. dijo...

jejejejeje que buen plan....

y por mi mente casta y mocha pasó el pensamiento "que herejía, magia, payasos y edecanes en la iglesia",,, jejeje

muy bueno, ameno, entretenido yyyy... sorprendente final... al menos a mi si me sacío dionda...

saludos!!

NTQVCA dijo...

¡Bravom bravo! sorprendente Capi, ¡nos hizo navegar y dejó lo mejor para el final!

pinchesendic dijo...

La historia está plagada de detalles que ayudan al mismo escrito, como eso de poner el expresidente que se sent{o por casi 30 años en la silla presidencial, nos ubicó en el tiempo, pero también apoya la idea de que un mago con un conejo sea la atracción principal en aquellos tiempos. Lo que sí siento que le faltó un poquito fue a la forma de presentar al conejo.

Fantasía psiquiátrica dijo...

Hasta Porfirio se entusiasmo, Yeah. Un cierre que en mi particular caso no esperaba. Qué es un acto de sombrero sin un conejo.
Saludos.