martes, 23 de agosto de 2011

Polvos Mágicos





La cama llegó a su posesión desde que la última tía había muerto. Esta pieza de latón fue utilizada solo por señoritas, que no conocieron la compañía o el sueño compartido. Llegó de tierras lejanas, el primer dueño la había mandado a fabricar en algún lugar perdido del mundo, pero por razones que nadie conoció ya no fue necesaria, el matrimonio arreglado jamás se llevó acabo. Así, entre mudanzas, llegó a un convento donde las tías de Rebeca ingresaban por voluntad propia sin profesar.

-Ahora la cama es suya, su tía murió ayer y es la única propiedad terrenal que le perteneció-. No objeto nada, llevo la cama a su departamento y al no encontrar otro sitio  la colocó junto a la suya. Por las noches, antes de quedarse dormida observaba la cama, su soledad se había agrandado y muchas veces se preguntaba sobre el sentido de la compañía, de la tibieza de unos brazos en las noches o de la pasión desbordada entre sábanas, emociones que tampoco había conocido. – ¡Mejor hubiera profesado!-  musitaba amargamente dándose vuelta para perderse en sus sueños.

Recibió una llamada a media madrugada, la inquietó, ya no pudo conciliar el sueño. Se quedó en penumbras, le gustaba esa sensación de redescubrir su casa, contaba los pasos para ir a la cocina, se preparó un café y esperó pacientemente la hora de la cita. Se bañó despacio disfrutando el agua sobre sus cabellos blancos. Se perdió entre la crema corporal y el vestido azul, se estaba colocando las horquillas cuando sonó el timbre. Un muñeco estaba en la puerta, miró hacia todos lados, lo tomó y con un grito recibió al amigo de toda la vida que había estado ausente. Felipe siempre había sido así, no entendía como había caído en la broma de siempre. Se abrazaron por largo rato, en silencio, un intercambio de miradas sabiendo que todo seguía igual, un beso torpe quedó colocado entre la mejilla y los labios.

-Felipe, ¡que gusto verte!-
-Mi querida Rebeca sabes que siempre te cuido aunque este al otro lado del mundo-
-Siempre tan galante, me harás ilusiones y mira que a mi edad ya no estoy para eso-
-No mi niña, siempre seré tu eterno e incondicional enamorado-
-¿Mi niña?, no me hagas reír por favor, mejor cuéntame, ¿Cómo te fue? ¿De dónde vienes ahora?-
-Vengo de, bueno el lugar no importa. No sabes las cosas que aprendí y que vi, en lugares maravillosos, me hubiera gustado tener tu compañía, pero creo, que si esta vez insisto tendré más suerte.

Rebeca se quedó callada, solo sus ojos dejaron una pequeña puerta abierta, se mostraba más coqueta, más abierta. Felipe le mostró el tatuaje que se hizo en esas tierras lejanas y misteriosas, ella se rió de su audacia a sus casi setenta años, -los tiempos cambian querida- le susurró y sacó una botella de vino de su pequeña maleta. Parecía una chistera de donde habían brotado los recuerdos, fotografías del viaje, además de los tiempos pasados, de una propuesta y de una indecisión. Las copas se vaciaron rápido, las risas se agotaron y la compostura se relegó en el rincón del convencionalismo que ya no tenían que guardar. 

Felipe la levantó del sillón y se pusieron a bailar una música ausente, la tomó en sus brazos. Rebeca se dejó llevar, temblaba entre los diferentes ritmos imaginarios que su amigo le marcaba pero que tenía la idea de escuchar, no quería parar, deseaba un poco más, así que se atrevió y le robo un beso, tan inocente que a él le dio risa, -¡Ay mi niña! Ven, así se besa- desatándole debajo del vestido un sinfín de sensaciones, se sintió húmeda y quiso desprenderse, una idea relámpago cruzó en su mente, había escuchado de esos episodios incontinentemente bochornosos y se moriría de vergüenza si eso le ocurría justo en ese momento.

 -¡No. Basta Felipe! Ya no somos los jóvenes de antes, mi cuerpo no es lozano ni terso, mejor vete-
-¡No me iré!, siempre me has sacado de tu vida, déjame mostrarte algo, dime, ¿si fueras joven de nuevo me dejarías besarte y amarte?
-Eso es imposible, pero si pudieras, no lo sé, tal vez…- estaba aturdida.
Felipe sacó un pañuelo color marrón de su maleta, tomó un puñado de polvos que esparció entre los dos, ella estornudó –se me olvidaba tu alergia, lo siento mi niña- le dijo al tomarla de las manos, -cierra tus ojos y desea tener treinta años de nuevo-, Rebeca obedeció lo deseo con todo y poco a poco abrió su mente y algo más que sus ojos. De pronto se vieron como la última vez antes de la despedida y el encuentro. Reanudaron el baile, ahora ella lo besó de la misma forma en que él lo había hecho, sintió nuevamente la humedad entre sus piernas y no se preocupó, acarició el rostro sin arrugas, se dejó llevar por su aroma. Felipe tocó su espalda, desató el sostén por encima del vestido que cayó al piso con tal maestría y precisión, sin tocarla, sin forzar.

Rebeca lo condujo, quería romper todos sus esquemas y que mejor lugar que la cama donde la soledad había tejido su red en la que había caído por miedo y por obedecer a sus padres. Ellos estaban inmersos en los besos, las caricias, el tocaba su cuerpo, resbalan por el vértice de sus formas, el sudor cegaba sus miradas, esos polvos habían hecho su parte aunque el verdadero acto de magia estaba comenzando cuando Rebeca sintió entre sus piernas la explosión de sus entrañas. El espejo dejaba ver la realidad de esos cuerpos, que Felipe había conseguido evadir por un momento para mostrarle a Rebeca su infinito amor y devoción con talco convertido en polvos mágicos.


13 comentarios:

Unknown dijo...

Me gustó tu relato, pero yo siento que pierde fuerza al final.

Alejandro Aguilar dijo...

Extrañaba estos relatos, con su buena dosis de amor, sexo y humor. Yo me rei con el "talco" del final, fue como que la parte chusca y tierna de tu historia.

Besos.




Dark Angel

la MaLquEridA dijo...

Por un momento volvieron a ser los jóvenes de antaño con o sin polvos mágicos.
Siento que le faltó fuerza, sin clímax puede ser.


Saludos.

NTQVCA dijo...

La historia me parecío muy buena, lo de los polvos buenisimo, lectura placida y tranquila, como la protagonista quizás. Habrá que tener cuidado de que no termine por parecer muy lenta.

Dr. Gonzo dijo...

A mí me cuadró harto la historia, la forma de relatarlo, el ritmo es muy apacible ayudado con palabras nostálgicas y cuidadas, muy de vaivén.

Siracusa dijo...

Pherro: gracias por tu comentario, me gustaria saber (por tener la retroalimentación completa) en que parte exactamente pierde la fuerza y como lo terminarias? :D

Dark Angel: Como que esos relatos se me dan!! y ese era el objetivo algo tierno. Besos.

Malquerida: por lo mismo que le puse a Pherro, ¿que le pondrias para que tubiera mas fuerza? :D

NTQVCA: Igual que a Malque y Pherro, ¿que me sugieres para dinamizar un poco mas la historia?

Dr. Gonzo: muchas gracias! ;)


Nota: si les pregunto es para saber quizá hacia donde debería ir el texto para mejorarlo en un momento dado. Eso ayuda mucho y creo que es también la finalidad de tallerear. Gracias :D

Ros dijo...

'De tierras lejanas', o 'algún lugar perdido del mundo' me suenan muy comunes, quizá porque de esas frases están plagados los cuentos infantiles o las historias de disney, por eso no me gustan, tal vez sería más interesante situarlos en lugares concretos, pero bueno, como esos lugares no son importantes en tu historia, pueden quedar como parte de "el estilo".
Me gusta la historia de estos dos viejos amantes, más que el talco, todo me pareció mágico, la manera de narrarlo, impregnadito de romanticismo y toda la cosa, ¡vientos!
=)
Y bueno, cositas de acentos: OBJETÓ nada, LLEVÓ la cama...etc.

Unknown dijo...

Pues desde que aparece Felipe, es un personaje indeciso, no alcanza la solides de Rebeca, aunque se supone que es el quien la conduce a un momento intenso en su vida, al leerlo -para mi- no lo logra.
Después de haberte leído a lo largo de estos cuatro meses, me he dado cuenta que te gusta escribir y describir situaciones eróticas, pero según yo- se te da mejor lo místico y ese tema tiene más de donde cortar, creo.

Siracusa dijo...

Ros: ciertamente son comunes, pero sabes, se me ocurrió ponerlo así, sin un espacio concreto para que resaltaran los amantes. Y de los acentos amm la compu me los quita, debo arreglar eso. :D

Pherro: andale!! asi me das mas idea de como mejorar mi texto, muchas gracias :D pues lo de la cuestion erotica como que surge conforme voy escribiendo y de lo místico, lo explotaré. de nuevo muchas grax!! :D

pinchesendic dijo...

La historia está muy rica, aunque sí siento que hay mucha ambiguedad si no aterrizas las ideas, con que hubieras puesto dos lugarcitos que visitó el felipillo. Pero la idea del talco como placebo de viagra es genial. Y desde mi particular punto de vista siento que el final tiene mucha fuerza.

Fantasía psiquiátrica dijo...

Tuve como cierta predicción, el saber que podría venir; muy bien narrado, dos, tres acentos. Mucho erotismo, mucha pulsión se le lee. Saludos.

. dijo...

cuando te la pasas viajando o lejos de la persona con la que debes estar, vale madres de donde vienes o lo que hiciste, se debe aprovechar el tiempo (lo digo por experiencia propia)...

si amas a alguien, creo que vale madres si toda la piel ya se colgó y se fue la juventud del cuerpo, al final uno se enamora de quien es la persona y no de sus células, digo yo... jejeje ando muuuuy cursi :s...

Capitan TINTASANGRE dijo...

a mi esos polvos magicos me sonaron a todas esas porquerias que te venden para que creas que sin juventud vales madres.

me gusto tu relato que narra ese amor que a pesar de los años se entrego por vez primera

aunque a buena hora se arma de valor el Felipe,
pero como le dijeron a Ninel. Nunca es Tarde.