jueves, 22 de septiembre de 2011

El más grande de todos los tiempos

El cielo se abrió para dejar caer al que se había atrevido a enfrentar al Gran Maestro. No quería seguir sus preceptos, quería ser el máximo jefe, dictar sus reglas, apoderarse de las almas de los infortunados que creyeran en él. Desobediente sin remedio Satanás era expulsado del paraíso, con las alas rotas cayó a los ríos de lava hirviente que lo esperaban en el último aro del infierno, donde la oscuridad es perturbadora, donde jamás ha entrado la luz. Ese sería el justo castigo para quien había atrevido a rebelarse contra Él, un castigo sin fin.

Con los ojos inyectados en sangre y aliento putrefacto había esperado la ocasión escondido como serpiente entre las piedras para saltar al cuello y deshacerse del estorbo que le significaba el hacedor de todo lo bueno. Se presentaba la oportunidad para empezar a tejer sus hilos de maldad. Atrapar almas incautas para hacerlas soldados de sus ejércitos malditos y terminar con su más odiado enemigo.

El obstáculo que lo separaba de sus ideales era el Gran Maestro y contra Él era muy difícil luchar, sin embargo lo haría, se enfrentaría de poder a poder. La lucha del bien contra el mal la que estaba seguro ganar, se sabía conocedor del alma humana y de como hacerlos caer. Las debilidades a flor de piel para atraparlos entre sus garras y tenerlos por todos los tiempos de vasallos. Siervos sin voluntad pagando por sus debilidades. Palurdos sin fe ni principios.
Mil años transcurrirían sufriendo castigos indecibles, hasta que fueran perdonados, redimidos y vueltos al redil de almas nobles, perdón tan lejano como la luz que se perdió en la caída.

Los ideales del dios malo no eran los del Gran Maestro, los de él eran más prácticos, dejar que los pensamientos abyectos y las perversidades salieran a flote para apoderarse del corazón, el lugar donde podría anidar una poca de esperanza en el ser humano.

Juntó ejércitos de seres rebeldes igual que él, almas perdidas sin rumbo al que él se había encargado de lavarles el cerebro para que se le unieran comprándolos con mentiras forradas de oro y deliciosas bebidas mezcladas con traición.
Con la ira contenida y la rabia corroyéndole las entrañas, Lucifer dio el gran paso, el que decidiría su suerte. Sin más se enfrentó al Gran maestro, en una lucha dispar fue derrotado abriéndose las puertas del cielo para dejarlo caer con las alas rotas, yendo a morar hasta la oscuridad más acendrada, donde no habría retorno.

Con esa caída conseguía lo que quería, ser el dueño absoluto de un reino como siempre lo soñó, sin nadie que le dijera que hacer y que no hacer. Hacedor de calamidades arrastró consigo los vientos de paz que dormían entre los árboles.
Cayendo sin remedio, Lucifer lanzó una carcajada infrahumana, asegurándose que todos lo  oyeran para que no lo olvidaran.
El cielo perdió equilibrio en semejante lucha haciendo que todos los rayos y truenos salieran en comparsa acompañando al ángel caído seguido de sus huestes infernales. Ángeles que se le unían en vertiginosa caída hacía prisiones eternas.

Fundó su reino, reino de maldad que cada vez tiene más seguidores, almas descarriadas buscando placer y fortuna, siendo como único pago su alma que gustosos entregaban ante los placeres mundanos. Pecadores enardecidos satisfaciendo lujurias y gulas sin medida.

Mil años pasaran antes de que puedan ser perdonados los que lo sean, los demás seguirán en lucha para ser libres contra el malo que se atrevió a enfrentar al único que se le igualaba en poder.

El Día del Juicio final serán juzgados, se les quitaran las cadenas que los atan al averno, volarán libres arrepentidos de sus pecados mientras Satanás y el falso profeta quedarán por siempre en el lago de fuego de donde nunca saldrán. 
Disidentes del paraíso condenados para siempre a morir una y mil veces en el infierno, precio a pagar por pensar diferente y rebelarse contra lo que no era para ellos.














8 comentarios:

Unknown dijo...

Más o menos interesante, esta recreación de la consabida historia.

Ros dijo...

Malque, eso de los infiernos es muy cliché. Aunque el final le dio una refrescadita.

Curioso que Todavía y tú coincidieran con la temática.

Según yo se acentúan estos que:
"sin nadie que le dijera qué hacer y qué no hacer"

=)

Siracusa dijo...

Me gusta pensar ¿que pasaría si ocurriera al revés? que en ese juicio final perdiera el Gran Maestro como lo llamas... y con respecto a tu escrito me parece una historia como las que me contaban en el catecismo, aunque la tuya está mas llena de imagenes que si me ponen a visualizar ese enfrentamiento cosa que no consiguieron mis cataquistas!!

saludos :D

Pinchesendic dijo...

Me portaré bien, seré bueno y cometeré menos pecados! No vale la pena un ratito de placer por mil años en el infierno.

Dr. Gonzo dijo...

Es curioso que ni en la mitología cristiana plantean aspectos similares a los de tu historia, pero que en la tradición catequista, se puede encontrar muy similar. Tu historia(muy hollywoodense, sin duda)no sé si tenía una intención de sonar así de exagerada para denotar el absurdo de la religión o si tenía otra intención que no capté. Eso sí, Lucifer es el disidente por excelencia.

Anónimo dijo...

"Comulgo" con eso... Lucifer es el mayor de los disidentes. La historia está bien y sin duda más "honesta" que las que cuentan en la iglesia. A ver si esto no me condena ;-)

Anónimo dijo...

Agrego... en efecto se acentúa el "qué" en varios casos y debes revisar bien acentos y puntuaciones porque éstos hacen que pierda el ritmo si fallan. Saludos

Capitan TINTASANGRE dijo...

la maldad por la maldad.

en este momento y como un alucha de vencidas

lucifer parece ir ganando, al menos en este pais lleno de mendigos narcos sin mas ley que la volencia irracional y el poder.

tu escrito es algo muy contado pero no por eso menos valioso.

ya que logras un hilo muy fluido