sábado, 19 de noviembre de 2011

Bitácora Matinal




Y pensar que ahí va Don Joaquín y su maletín rumbo al despacho como cada mañana, trasbordando media ciudad por más de cuarenta años sin rajarse, a unos metros, atraviesa presurosa Doña Flor siempre lista para atiborrar las bolsas de mandado. El mercado abre sus puertas al acostumbrado hormigueo adornado de mentadas de madre y olores encomiables, por allá Don Jacinto barre la vida desde el local de semillas suspirando como el bonachón que es. En la librería “la jaula” Don Mario acaricia al achacoso Orfeo mientras da vuelta a la página y conversa con Unamuno desde hace ya varios años, no muy lejos, al otro lado de la acera los pequeños batallan con el mochilón para ir a la escuela, el afilador grita acaloradamente por la calle en busca de una ama de casa que le dé sentido a su vida. Carmina avanza sin dirección a punto del llanto tras la bofetada que le propinó el imbécil de su esposo por no tener el café caliente, Manuel sube al auto disfrazado en su mejor traje para mentir un día más en la oficina, hacen acto de presencia los gaseros con su estruendo cotidiano, a unos metros el cuerpo aún jadeante de Gloria despide a su amante agradeciendo la visita nocturna con un beso mientras el pelele del novio anda ahorrando pal bodorrio, en el gimnasio el instructor ejercita sus pectorales al máximo para tener un lugar en el mundo, Miguelito en hombros de su papá experimenta maravillado la perspectiva del mundo de los adultos. La vida transcurre en un tránsito permanente detrás la cortina.

Enredado en la seguridad de las sábanas piensa en su país como decadencia, en su ciudad como una postal ajena, en Las Vegas como una puta carísima, en Acapulco como un manantial putrefacto para la chilangada, en Krakovia como una reverenda extraña, en los Alpes como el silencio reparador. Piensa en las ganas que tiene de bajarle los calzones a su cuñada y no estar junto a la hermana que sigue roncando a su lado, en el bar de la esquina donde reafirma sus inseguridades por las tardes, en la carta que nunca mandó y sigue guardada en el cajón de asuntos sin resolver. Piensa en las playas que quiere conocer, en los lugares que no ha visitado, en la comida que no ha probado, en las múltiples posibilidades que andan sueltas por ahí esperando ser descubiertas, en poner cara de idiota y sonreír a todo el que se atraviese y decir que es feliz, en sus lamentables propósitos que continúan vestidos de eso, de propósitos mientras se cuenta éste cuento que escribe ensimismado. Piensa en su reflejo ante el espejo, en la futilidad de los intentos, en que todo esto le pasa por pendejo y miedoso, en que ayer cumplió treinta y ocho años y las canas se burlan de su aspecto. El nudo en su garganta ya es corbata que lo acompaña todos los días. Dicen en la cantina que el aire se sale del cuerpo días antes de morir.
Y así cada mañana cuando por fin nuestro personaje se decide a saltar de la cama, la mirada se pierde tras la ventana de su habitación invitándole al arrojo, a las ganas, a ensayar la vida sustituyéndose.

8 comentarios:

Unknown dijo...

A algunos nos da miedo o simplemente la desidia se impone ¿quién sabe?
La cuestión es que en este mundo de apariencias, resulta casi imposible pasar inadvertido sea uno "triunfador" o "perdedor".
Me gustó mucho este muestreo de seres cotidianos, se me hicieron tan conocidos, casi que me vi entre ellos.

Ros dijo...

Yo también pude verme por ahí.
Me gustó este desfile de vidas, todos con nombre menos el personaje, que puede ser cualquiera.
Es un relato que punza, hay frases que disfruté, que me dieron comezón, vaya, que me gustaron.
Interesante cómo personificas ciertas cosas o lugares logrando así, enriquecer al texto.

Saludos Pinchi.

la MaLquEridA dijo...

No hay nada mejor que tener bien puestos los pies sobre la tierra y no imaginar lo que no se puede ser, para qué si al final se sigue siendo el mismo.


Saludos.

Dr. Gonzo dijo...

Me gustó mucho lo que escribiste, la calidad en las palabras sencillas estriba en la profundidad que pueden lograr. Claro, también me veo por ahí.

Augustine X dijo...

Muy bueno, de verdad, me ha gustado mucho mucho el texto, has sido super conciso, me ha atrapado esa cotidianidad tan bien narrada, un lenguaje muy cinematográfico. Qué más puedo decirte, un texto de muy buena calidad. Saludos

Paco Payán dijo...

Gracias a todos y cada uno de sus comentarios, en verdad es gratificante cuando llegas a hacer ruido en otros puntos de vista, así como un aliciente pa'seguirle dando al escribicionismo cuando tengan el gusto de volverme a invitar.

Saludos del pinchi.

Unknown dijo...

¿Qué tal si te haces participante permanente?

Fantasía psiquiátrica dijo...

Muy bien trabajado, como en escritos anteriores se centran genialmente en la seguridad individual, sólo que usted le da una urbanización fotográfica, la cual nos lleva de la mano a cada pasaje, situación, insinuación vaya; ciertos momentos me recuerdan un rollo Cortázar sin dejar de ser un buen viaje al que empieza ya a acostumbrar. Y al final, la bofetada de la realidad. Un ensayo de la crisis de los treinta.
Buen escrito, extiendo la invitación de Pherro.
Saludos Pipper Pa