-Buenas tardes Dr. Mata.
-Buenas tardes Sr. Torcuato, pase usted, tome
asiento ¿qué lo trae por aquí?
-Otra vez este dolor que no me permite llevar
una vida normal, Dr.
-Muy bien, recuéstese por favor, voy a
revisarlo.
-Ojala esta vez sí pueda encontrarlo.
-¿Encontrar qué?
-El dolor.
-¿Pues no ha identificado usted exactamente
donde siente el dolor?
-Sucede que cambia de localización durante el
día, Dr., y a veces se esconde, no cesa, pero se oculta, haciéndome creer que
por fin desaparecerá. Ya se lo había mencionado antes.
-Querrá decir que le duele en distintas partes
de su cuerpo, durante el transcurso de las horas y por momentos las molestias
aminoran.
-No, el dolor va poco a poco trasladándose de
una extremidad a otra, por ejemplo, al levantarme por la mañana, me duele la
mano izquierda y cuando me estoy bañando, el mismo dolor, no otro, lo siento en
la rodilla derecha, está ahí, doliendo profundamente, aunque a ratos disminuye,
permitiéndome concentrarme en mis ocupaciones, pero súbitamente reaparece en la
espalda baja, como si me clavaran algo filoso, punzando terriblemente, me paraliza,
me propina un enorme susto y además de la desagradable sorpresa, el aguijonazo
del dolor y su extensa irradiación, repitiendo ese proceso varias veces al día.
Es mi judío errante, caminando a su albedrío por mi cuerpo entero, pero este va
armado, haciendo mucho daño cuando se le da la gana manifestarse. Incluso ha
llegado a tomar el control de mi sistema nervioso central, causando estragos en
mí, atacando simultáneamente más de dos órganos a la vez, llevándome a creer
que sufriré un colapso fatal. Otras veces paraliza mis manos, las cosas se me
caen sin poder evitarlo o taladra mi cabeza, provocándome fuertes mareos, hasta
casi desmayarme.
-¿Así que su dolor no sólo es muscular u óseo,
usted está seguro de que también se deja sentir en los órganos internos de su
cuerpo?
-Claro Dr., se ha adaptado muy bien y ahora
tiene la capacidad de viajar por mi torrente sanguíneo, deteniéndose donde
mejor le parece, para hacer lo que mejor
sabe: dolerme.
-Muy bien Sr. Torcuato, debo insistir en la
explicación que le he dado en sus anteriores consultas: el dolor es una
reacción, provocada por algún estimulo o en ocasiones, una alerta ante el mal
funcionamiento, sí, de alguno de sus órganos o la falta de cuidado en su salud
o posiblemente sea provocado por el estrés…
-¡Sí, está de moda! Pero no, de verdad, puedo
ver al dolor viajando debajo de mi piel, moviéndose de mi pie derecho a la mandíbula,
subiendo hasta mi frente, de ahí pasa a la nuca, luego se va adentro de mi
cabeza, se sitúa en alguno de mis oídos, impidiéndome escuchar con claridad
y en ocasiones nubla mi vista, alternando a su antojo en ambos ojos; a veces
llega a mis pulmones causándome asfixia por unos momentos, es desesperante, más
cuando se instala en mi corazón, jugando cruelmente a fingir conatos de infarto,
lo cual, usted comprenderá, me imposibilita llevar una vida normal, ¡todo el
día está interrumpiendo mis actividades el maldito dolor!
-Muy bien, voy a recetarle…
-Los analgésicos no funcionarán, cuando
empiezan a surtir efecto, el dolor ya cambio de sitio, en cuanto los siente
cerca, se mueve.
-Bueno, entonces serán de mayor utilidad una
radiografía o una resonancia magnética…
-Será inútil Dr., se lo he dicho antes, el
dolor es invisible ¿cómo logrará verlo? Ni aun los más sofisticados aparatos
podrían hallarlo.
-Muy bien ¿qué le parece si empleamos otro método,
para intentar aislar el dolor y combatirlo de manera efectiva?
-¿Cuál sería el procedimiento, Dr.?
-Deberá usted ingerir una gran cantidad de
licor, lo que obviamente le provocará una tremenda borrachera.
-Como usted sabe, yo no bebo.
-Sí, pero tome en cuenta que será con fines médicos,
en todo momento cuidaré de su salud. Después lo atenderé si presenta usted
cualquier malestar y le administraré medicamentos, en caso de ser necesario. Lo
importante es lograr aislar el dolor y proceder de inmediato con un
tratamiento, para lograr curarlo a usted, Sr. Torcuato.
-Bueno, si no hay otra opción, usted es el
experto, Dr.
-Entonces, regrese a su dormitorio, daré
instrucciones a la enfermera, para empezar inmediatamente el tratamiento.
-Usted manda, Dr.
-Enfermera ¿el Sr. Torcuato ya está en el
dormitorio?
-Sí, Dr.
-Muy bien, ya sabe lo que procede.
-¿En verdad no hay otra alternativa para tratar
a ese hombre?
-Por desgracia no, su enfermedad sobrepaso el
punto de no retorno, sólo nos queda mantenerlo sobrio el mayor tiempo que sea
posible y racionarle la ingesta de licor, seguirle el juego en estas consultas simuladas,
para evitar que pudiera infligir algún daño al personal o alguno de los otros
pacientes. Recuerde no perderlo de vista, pues aunque es un alcohólico pasivo, desconocemos el grado de su enfermedad a nivel mental, podría pasar
a la violencia cualquier día de estos, por lo tanto tenga mucho cuidado y repórteme
de inmediato el más pequeño cambio en su comportamiento.
-Así lo haré, Dr.
7 comentarios:
El final de tu relato esta aceptable, pero el dialogo paciente-doctor me parece muy tosca, encartonada, ingenua o simple, no tienen personalidades definidas ninguno de los dos personajes, falto algo dedescripcion en los ambientes y una pequeña reseña de los personajes para sentirlos mas "humanos"
En terminos generales el relato esta correctamnete escrito y llevado, tiene un inicio, un climax y desenlace inesperado, pero se pudo dar mas a mi modesto entender.
Saludos.
Agradezco tu crítica Luis.
La verdad me decidí por un texto corto, dejando de lado eso que comentas y en lo cual tienes mucha razón.
A mí me parece un texto rico en descripciones, y no sólo lo considero aceptable, sino que me parece bien manejado, y logrado hasta donde se pudo.
Los diálogos me atraparon y me fueron llevando, llevando, hasta que zaz, me sorprendió el final.
Se agradecen los textos bien narrados.
Sí, a mi también me gustó. Me parece que has logrado mantenernos ahí, en algún momento la repetición de los sintomas podría estar un poco de más, pero en general, me ha gustado la manera como lo has llevado. Una pulida a detalle y ya está. Saludos
Me parece PHERRO que de todos los Escribicionistas, tú eres el que le ha variado más a sus escritos.
Cierto que no salías de tus rimas pero estos últimos posts que has publicado, me llaman la atención.
Gracias por la constancia en los comentarios de este blog que me parece está moribundo, siendo yo también parte de ello.
Me gusta que la narración tiene un hilo bien definido y sus personajes si no se ven más desarrollados es por efectos de la historia, porque no conviene a la historia. El final me sorprendió, así que eso quiere decir que todo lo anterior logró crear interés. Chido.
La verdad que al comenzar no tenía bien definido como terminaría el asunto, pero basado en mi propia experiencia, me decanté por el tema del alcoholismo y siempre trato de que mis textos me dejen un tanto cuanto satisfecho; lo de la repetición lo hice a propósito, para recalcar el carácter obsesivo del personaje; las rimas no tenían cabida en esta ocasión, pero no pienso dejarlas, aunque sí tratar de mejorarlas y definitivamente creo que la historia no necesitaba recargarse de más en la descripción de las personalidades de ambos protagonistas.
Por supuesto sus críticas y comentarios son bien valorados.
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