miércoles, 21 de diciembre de 2011

El Navideño


En un pueblito llamado Tlalpujahua, vive Don Jacinto, un viejo fabricante de esferas navideñas, estas piezas despiertan el interés de los turistas, que durante la época decembrina visitan la plazuela.
En medio de la plaza, él exhibe sus productos: esferas de todos tamaños y colores que con paciencia decora a mano. Don Jacinto es un hábil artista que pinta en sus esferas osos polares con cintillas rojas, nacimientos, muñecos de nieve, bastones y caramelos.
En el pueblo lo llaman El Navideño, pues su casa está repleta de mercancía que durante todo el año va elaborando.
A pesar de vivir en una casa llena de objetos navideños, Don Jacinto siente mucha tristeza, en especial cuando llega diciembre pues es un mes que le recuerda la muerte de su esposa, por eso desde hace muchos años dejó de celebrar la navidad, de asistir a posadas, y de creer en el niñito dios. También dejó de sonreír, y de hacer cosas que le gustaban, como tallar figurillas de madera.
Desde pequeño, comenzó a esculpir sobre troncos que encontraba en el camino, con el paso del tiempo mejoró su técnica y llenó una vitrina y varios cajones con estos objetos, en su mayoría de animales.
Sobre el buró, en un cofre, guardó sus figurillas preferidas: un colibrí, dos palomas, un perro y un caballo.
A veces, durante la noche, escucha aleteos y ladridos provenientes del cofre, él ignora aquellos sonidos y prefiere entregarse a sus sueños. Pero adentro del cofre, las figuras cobran vida, desean salir, desean que El Navideño se despierte y juegue con ellas como antes lo hacía, anhelan verle sonreír, pero sobre todo, desean que vuelva a hablarles.
Además de las figurillas, mucha gente desea que vuelva a sonreír, entre ellos, Artemio, el hijo del tendero que le entrega los víveres.
Artemio es un niño que disfruta las épocas decembrinas, por eso le gusta visitar a Don Jacinto y llevarle personalmente el pedido que su padre le envía semana a semana, pues para él es un goce entrar a la casa más navideña del barrio.
En cada visita, Don Jacinto, le deja observar su abarrotada vivienda de adornos navideños, algunas veces le obsequia una brillante esfera, un oso de cristal o un pino en miniatura.
Este año, Artemio piensa regalarle al Navideño, el mejor aguinaldo; poco a poco lo va preparando, recolectando galletas y caramelos que obtiene de las posadas, y ahorrando para comprar fruta de temporada como caña, tejocotes y mandarinas.
Por fin llega el día en que Artemio toca en la puerta de Don Jacinto para entregarle el aguinaldo, toca con insistencia pero nadie abre, repentinamente, de la puerta brota un chirrido y esta se entreabre, en el piso la figurilla de un colibrí llama su atención, a unos pasos, un par de palomas, y más adelante, un perro de largas orejas, el niño sigue el camino hasta llegar a la recámara de Don Jacinto, lo hace de puntillas para no despertarlo, pues parece dormido.
Se acerca silenciosamente a él y descubre que sobre su pecho reposa la figura de un hermoso caballo de madera. Don Jacinto no se despierta, ha dejado de respirar.
El niño se asusta y sale a pedir ayuda, más tarde una ambulancia llega a dar auxilio. Luego de varias horas, Don Jacinto abre los ojos, se encuentra en el hospital, a un lado de su cama, se encuentra Artemio, el viejo artesano se sorprende al verlo.
-Artemio, ¿dónde estamos? –le cuestiona.
-En el hospital, pero no se preocupe, yo lo encontré en su cama, estaba helado como una paleta -contesta Artemio.
-Yo sólo recuerdo que estaba muy cansado, apenas pude llegar a la cama, pero, ¿cómo entraste a mi casa? –le pregunta.
-Ay Don Navideño, fui a llevarle los víveres, también este aguinaldo –y le extiende una bolsa llena de frutos y dulces- la puerta estaba entreabierta, las figuras me guiaron –contesta el niño.
-Tú y tus historias, amigo –Don Jacinto toma el paquete y sonríe, hace mucho que no recibía un obsequio-. Muchas gracias, amiguito –y sus ojos comienzan a mojarse.
-¿Se siente mal?, ¿quiere que le hable a la enfermera? –pregunta el niño.
-Sí, anda ve –responde Don Jacinto- pero antes toma esto –y le extiende la figura de un caballo- llegué aquí con esto en mi pecho, junto con un colibrí, un par de palomas y un perro, no sé por qué me trajeron con todo esto.
-Ellos quisieron venir –responde Artemio- muchas gracias Don Navideño, este caballo es el juguete más bonito que me han regalado.
-Bueno, amigo, vete a tu casa, yo necesito descansar –contesta el artesano.
-¡Ve lo que le pasa por jugar toda la noche!, ha dejado un reguero de figurillas en el pasillo –se aleja dando saltos, y grita desde el corredor un ¡feliz navidad!, mientras por el aire hace trotar al caballo de madera.
-¡Feliz Navidad –contesta Don Jacinto.
Un relinchido se escucha en el corredor, el caballito de madera también se aleja muy feliz. El artesano sabe que la figura de madera está en buenas manos. Sonríe de nuevo.
Luego de que el niño se va, observa el resto de las figuras que reposan en la mesita de a lado, y con mirada cómplice susurra un –¡feliz navidad a todos ustedes!, gracias por salvarme.

4 comentarios:

Unknown dijo...

¡Dos pájaros de un tiro!
Lo leí de volada, se mi hizo bien cortito, me gustó.
Creo que a fin de cuentas, lo único que nos podrá salvar, serán nuestras propias fantasías, todo aquello que nos aleje de la "realidad".

Dr. Gonzo dijo...

En general me gustó mucho el ánimo y ambiente de tu cuento. Porque sí tiene los elementos del cuento, al menos como platicamos la otra vez. Sacrificaste mucho de tu estilo para adaptarte al ejercicio de forma eficiente y aún así, hubo algo que no me terminó de cuajar. La historia está bonita (así, tal cual la palabra)pero siento que algo no terminó de concretarse en la historia, me refiero al final, como que no quedó claro el comportamiento del anciano. Igual siento que es perfectamente leible para y por niños.

Sí que ha sido difícil el ejercicio, ahora a ver cómo le hago yo.

Julieta dijo...

Me parece una muy buena historia para niños, es amena, sencilla y con buena ambientación. Incluir elementos fantásticos fue muy acertado...felicidades Ros porque a pesar de que te costó trabajo como me comentaste creo que obtuviste un buen resultado...saludos y feliz navidad Ros grinch (broma jeje)!

Augustine X dijo...

Bien, a mí también me ha gustado mucho, creo que lo llevas muy bien y al final logras que sea un cuento fantasioso y esperanzador para niños. Saludos.