jueves, 5 de enero de 2012

Hueva


El frío trae bajo el sombrero infinidad de estornudos,  arrumacos que habitan la memoria, estados anímicos, lecturas, reencuentros, labios resecos, besos, borracheras, edredones, hijos no deseados, chocolates, enemistades y de vez en cuando buenas patadas a la piñata de la melancolía. A estas horas de la tarde me arden los ojos, tomo un respiro después de reír con José Agustín y discutir un poco con Ciorán, del cual, ahora me defiendo un poco mejor –según yo-. Hueva otra vez. Veo las noticias, nada bueno para variar. Doy una revisada a los periódicos y sitios de interés virtual. Empiezo a sentir que el hambre de estar informado a toda hora me desanima. Bostezo con hueva, pinche combinación. Abro el refrigerador, queso de cabra, galletas saladas y una taza con café regresan mis pendientes. Hago las llamadas pertinentes, se asoman los cambios esperados.

Clasifico los dibujos elaborados el año anterior: por días, meses, sueños y ocio. A los que por descuido les falta el calce se los invento. Husmeo en el closet. Me pido permiso para observarte en las fotos que aún conservo. Te examino. Me desagrada, pues ya no conozco a aquellos dos en el papel, sin embargo, regreso siempre regreso a ver en qué punto se fue todo al carajo. Frío y doblemente hueva. Me pongo a pensar en tatuajes para rayar mi cuerpo a falta de ideas para éste post. Miro por la ventana, la calle me dice algo. Quizá la medicina sea salir a dar una vuelta, despejarse o disfrutar del trayecto urbano. Nel, mucho pinche frío y la verdad qué hueva.

Regresando a las féminas pienso en que las mujeres hermosas están muy pero muy mal educadas, me refiero que a lo largo y ancho de su vida han tenido una infinidad de empalagosos acostumbrándolas a ser lo que definitivamente son. Creo que ahí estriba el error de muchos –me incluyo-. Ahora vivo con una mujer imaginaria con la cual nunca me casaré (no cometeremos el error de llevar un abogadito al terruño). Hueva. Prendo un cigarro como despropósito del nuevo año e imagino a todos aquellos que hacen mandas consigo mismos para lograr esto y aquello en el transcurrir. Lo cierto en todo ello es que el único cometido que se cumple cabalmente es el de curar la fuerte resaca una vez terminado el jolgorio y eso sí qué hueva.

Ahora que la tarde cae, la temperatura aniquila toda posibilidad de moverme por la ciudad. El frío nos pone a tono con ciertos ritmos, me relajo con la exquisita voz de Nico. Me rasco la panza y fumo. Se me antoja un esquite. Voy al baño a firmar mi sentencia, mientras lo hago nuevas rutas se me ocurren para el relato. Escribo, escribo sin ningún fin. La campanita suena por la calle (el elotero anda cerca). Entre las sirenas a lo lejos y mi esquite en mano pienso en qué mal lo pasa mucha gente. El frío también lleva consigo desgracias. Yo aquí sentado, tragando y huevoneando. El frío, frío está. Existe una infinita gama de aperturas para convivir con nuestro gélido amigo. Se me ocurren varias ideas entre ellas las mujeres desde luego. En fin, hay muchas maneras de ejercer la filantropía. Ojalá y el día pronto termine porque de no ser así, qué hueva seguir escribiendo.

4 comentarios:

Augustine X dijo...

Algunas cosas desenfadadas son buenas y esta es una de ellas. Sin emabargo, ahora mismo no puedo quitarme tú esquite de la cabeza y pienso que mal la paso porque con el frío que hace por aquí ningún esquitero pasará en frente de mi casa para alegrarme el día.
Un abrazo para el frío.

Ros dijo...

El inicio me parece muy bueno, rico en imágenes. Luego como que se fue ahuevonando el texto, pero en el buen sentido, ahuevonando, aligerando, como una plática entre cuates. Está cotorro el post.
Saludos.

Julieta dijo...

No hay nada como pasar un día despreocupado y pensar, pensar, pensar...a veces de eso salen ideas para escribir jeje.
Buen texto, me gustó como lo desarrollas sin salirte de línea.
Un placer leerte, saludos¡¡¡

Dr. Gonzo dijo...

Me agrada mucho tu forma narrativa, porque no es complicada y usualmente no cruzas ideas tratando de apantallar. Para mí eso hace muy valioso tu desarrollo, aunque aquí, siento que exageraste con la parte del desenfado. Quiero decir, es chida, pero se vuelve redundante conforme vas leyendo, por insistir e insistir, aún cuando haces patente que es parte de tu escrito.