“Ur-El: maestro civilizador grado cinco, designado al sector alfa-omega clave 201316, condecorado por su valor en esta y otras misiones anteriores acaba de llegar a la nave y está listo para presentar su informe ante el consejo de la alianza interestelar”. Así anunciaba Gabriel, el oficial a cargo del protocolo diplomático, al recién llegado.
El sonido de la puerta deslizándose automáticamente hacia la derecha, obligó a voltear a todos los presentes, ahí a contraluz se podía ver la delgada y alta silueta de aquel hombre de largos cabellos que, sin decir nada, avanzó hasta llegar al frente del salón; todos lo seguían con la mirada pero en silencio.
Su traje blanco estilo militar lucía impecable bajo la tenue luz artificial, que también hacia visibles los vendajes de sus manos y algunos rasguños y golpes en su rostro.
El Hombre se detuvo bruscamente y extendió su mano hacia quien parecía ser de mayor rango.
-Padre –dijo– todo está consumado.
-Lo sé Ur-El, o prefieres que te llame Jesús.
Muy bien niños, entonces como les decía, El gran Tlatoani Cuauhtémoc ordenó a su gente que destruyeran todos los templos y en su lugar se construyeran grandes pirámides en honor de Tezcatlipoca, Huitzilopochtli, Quetzalcóatl y Tláloc.
Una en cada punto cardinal de la ciudad, de la misma forma en cada una de las ciudades conquistadas, los caballeros águila y jaguar capturaron a muchos nativos para sacrificarlos, y finalmente los grandes sacerdotes nos enseñaron la verdadera fe.
Bueno niños, nos vemos mañana… seguiremos con clases de historia, lean el capítulo que habla de antes de la llegada de los aztecas y cuando este país se llamaba España.
Markus caminaba solo por entre las ruinas de la gran avenida, hace mil años había nacido en la ciudad de Tijuana, por azares del destino cayó en las garras del crimen organizado, era violento y despiadado, pero muy inteligente por lo cual lo mandaron a los laboratorios para hacer drogas sintéticas.
Conoció ahí al Dr. Yao Ming, gran científico que no tenía barreras éticas ni morales, quien lo usaba de vez en cuando como conejillo de indias en sus bizarros experimentos, en especial en su “pócima de la inmortalidad”.
Sin duda, ese experimento realmente funcionó ya que Markus había sido condenado a tener veinte años por siempre. Los primeros quinientos años fueron excelentes, dinero, alcohol, violencia, drogas, mujeres y muerte fueron parte de su día a día. Hasta que se declaró la tercera guerra mundial y todo acabó. Desde entonces esta solo, no hay nadie más.
Markus caminaba por entre las ruinas de la gran avenida cuando comenzó el temblor, el viejo edificio cayó sobre él sepultándolo.
Quedó casi partido en dos, debajo de una gran columna de hormigón. Pese a todos sus esfuerzos mañana estará ahí, como desde hace quinientos años.
7 comentarios:
shale, shale, shale... me encantas!!! leerte es un gusto!!! sin más!!
Entré de rapidito, dije, para ver quién más posteó, luego regreso a leerles con calma... pero leí el comienzo del primer cuento y ya no pude parar, los tres me encantaron, felicidades Cap, se avienta buenas historias.
De los tres no sabría cuál elegir, los considero muy buenos.
Ros.
PD. Por poco y le toca a Superman ser enviado, jajajá.
Me gustaron un montón los últimos dos, aunque el primero también te quedó muy bien. Buenas minificciones. Felicidades.
Que bien suena la historia oficial en una distopía. Así quisiera que fuera una larga historia
Capitan: que bunas las minificciones, me encantaron. Vaya es bueno regresar :D
Siracusa
Bien logradas tus minificciones. Si me latieron, vientos.
Saludos
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