viernes, 27 de abril de 2012


Laberinto
 
Parece inevitable querer una salida ¿Qué hacemos acaso normalmente de nuestras vidas? ¿En qué pasamos el tiempo sino en intentar encontrarla? Sí, traten de no pensar en ello, no desear una salida, una meta, un lugar, estado, misión, satisfacción a la que tender. Intenten pensar la vida sin sentido, así nada más con lo que hay. No es fácil, lo sabemos, por eso la religión, el dogmatismo, los nacionalismos, el amor como salvación, los modelos de vida, todos son una salida al laberinto, una mano que entra en él, segura, cálida a la cual te puedes aferrar hasta encontrar la escapatoria.
¿Qué nos han enseñado? ¿Qué el sentido de la vida debe imponerse y tragarse, comerlo como una manzana que abre una doctrina y una vida que reniega del sufrimiento y la tragedia, identificándola  con un lado negativo y desdeñable de la existencia? Seguimos la serpiente y entonces nos vemos inmersos en un mundo construido desde la conciencia, encerrados en los pensamientos impuestos, en la búsqueda de soluciones cuando ni siquiera hemos hecho ninguna pregunta. Quiero decir, ninguna pregunta propia, atópica, ¿acaso sabemos hacernos cargo de nuestro espacio? No, el mundo ya está inventado ¿no? sólo hay que ocuparlo sin inventarlo. Es mejor ser culpables enviando la culpa a lo otro, si el pecado original no fuese una falta con la que fustigarse sino una carencia originaria que nos obligase a inventar todos los sentidos sabríamos vivir sin salida, querríamos perder nuestra vida en este laberinto sin sentido, sin causa originaria y sin salvación final. Pero hay que perderse para entender que no hay nada que encontrar, si hay algún juego en el laberinto, si se gana algo en o de él es ahí en su camino y en su no haber nada que encontrar.

3 comentarios:

Julieta dijo...

Me gusta tu estilo de narrar desde la profundidad...en esta ocasión un laberinto de reflexiones con una buena salida. Me agradó y no tuve problemas para leerlo...un placer seguir tus letras =)

Fantasía psiquiátrica dijo...

Allí fundamentando en efecto esta realidad que es la vida. A veces me gustaría verle y vivir sin propósitos o direcciones, considero que sería menos doloso.
Saludos.

Dr. Gonzo dijo...

Lo que pasa es que el laberinto no da una vida, nosotros la inventamos en los rincones/trinchera. Cuando te pierdes, está medio cabrón.