lunes, 18 de junio de 2012

DESIDIA


Dejar a mi esposa por mi amante... menuda cuestión. Me siento como si fuera el protagonista de alguna balada de José José o de los horrendos Pimpinela... pero definitivamente, estas cosas pasan. Como en Match Point de Woody Allen donde el personaje principal, casi en idéntico dilema al mío, se ve obligado a despacharse a su querida (jejeje algunas veces hay que ser práctico). También recuerdo una historia en particular de Los amantes del círculo polar. Un hombre abandona a su mujer por otra y al explicar esta situación a su hijo, resume todo en una sola frase: "El amor se acaba, como la gasolina"... años después, le pagan con la misma moneda: "Todo caduca con el tiempo. El amor también. La gasolina del coche, por ejemplo: si olvidas que se va a acabar te dejará tirado en medio del campo"... así parece.

La vida en algunos puntos es de correr riesgos, y después de un tiempo, todo se trata de "no cagarla" (en otras palabras, de no hacerse tonto). Adoramos los retos que nos impone la cotidianidad, al fin y al cabo se trata de ser felices o más felices. Pero hay jugadas en el tablero humano del ajedrez que sugieren un movimiento ganador y no son más que trampas mortales. "Jaque, estas jodido hermano": La inteligencia esta peleada con las emociones. El reto nos enerva, nos excita, nos nubla el juicio, todo indica una apuesta segura. Pero los planes construidos sobre suposiciones ("yo creo que a la mejor", "tal vez sí...", "Si yo hiciera...") siempre terminan en monumentos a la pendejez.

A mis años no me puedo engañar, una mujer joven solo me querría un tiempo antes de que abriera los ojos y se percatara de que este mundo es más grande de lo que se ve. Jamás llegaría a amarme para siempre, eso no existe. Lo real hay que asumirlo en una extraña mezcla de posibilidades, números, casualidades, coincidencias y azar. Pero cada quien conoce su suerte y su rango de efectividad... habemos personas que somos más felices imaginando el amor que interactuando con él. Es una saludable y bizarra forma de mantenernos cuerdos. Soy como las personas que duermen abrazando la almohada pensando que es su pareja. Parafraseando a Sabato, solo vivo el momento con ella como si fuera parte de algo interminable. Curiosamente solo así, siento que experimento algo perenne:

"No hay otra manera de alcanzar la eternidad que ahondando en el instante, ni otra forma de llegar a la universalidad que a través de la propia circunstancia: el hoy y aquí"

Ernesto, amigo, sigo tu consejo.

3 comentarios:

Augustine X dijo...

Lo más loable del texto es, sin duda, alguna, ese final borracho de sinceridad. Esa escena de dormir abrazado a la almohada, todo lo demás mucha justificación para llegar a la confesión. Cuidado con la ortografía.

Dr. Gonzo dijo...

En la idea principal manejas muy bien tu postura, tiene sentido para mí, pues, el discurso pero encuentro como advenedizo reforzarlo con alusiones a películas o a frases de escritores. Será que en lo personal, siento que o debilitan o hacen más sinuoso un camino que no está proyectado tal cual por tener una idea clara.
Ortografía, puntuación, etc. siguen notándose.

Flor dijo...

Cuando uno, decide tener una aventura para hacer mas interesante nuestra aburrida realidad, no estamos tan conscientes del riesgo que conllevan fomentar o cultivar, esa mórbida relación, si fuera así no se pasaría por ese tremendo dilema e intrankilidad que ocasiona. Deberíamos ser muy inteligentes y prácticos para soltar esa relación sin dar cabida a otra posibilidad (dejar a tu familia) esto como bien dijiste solo es pasarla bien, disfrutar el momento, cuando empieza afectar tu matrimonio o a tu familia es mejor tener pies de plomo, y alejarte, lo sabes desde el principio entonces? por que tanta paja mental?