viernes, 6 de julio de 2012

Dos caminos como mínimo



Todo se trata de eso, de elegir, incluso puedes elegir no elegir como el estúpido personaje de Ewan McGregor en la película esta de junkies, Trainspotting se llama. Sí, hasta la no elección termina siendo una elección. No es cosa de retórica, más bien de sentarte a pensar las cosas. ¿Qué será de tu vida sin esas decisiones que la han marcado?
Bueno, cuando concientizas a este nivel la parte de las elecciones, puedes volverte un poco obsesivo al respecto, ni más ni menos: optar por la moneda y que el azar decida muy al estilo Dos Caras o aventarte un tin marín (¡Aguas con los escupitajos!) al mejor estilo de la secundaria en pleno exámen. Total, que de tus decisiones vas forjando ese tenebroso lugar que llaman futuro. No hay engaño, no hay quien pueda decir lo contrario ¿o puedes elegir sobre lo que ya pasó? En un momento dado puedes elegir que te atormente o que te valga madres y hasta en lo que no tiene forma de ser cambiado representa una elección. Claro, claro, ¿a qué va todo esto? Es que pienso que mucha gente no concientiza su poder de decisión (y esto no es un barato intento de libro de autoayuda) y la forma en que le puede cambiar la vida. Parece que el instinto de conservación ya se atrofió y decidimos que podemos seguir pasándola mal, sufriendo y haciendo de ello un estilo de vida, el cual ahora, es vanagloriado por las masas sedientas de un (des) motivo en la vida. Digamos que es más sencillo dejarse llevar e ir sin rumbo por la misma que ponerse a pensar en ser proactivos. Por lo mismo, por esa sencillez, se ha vuelto una moda que es válida. De ahí que salgan conceptos ingeniosos como los nini o la generación X y mucha gente de mi edad (entiéndase que la vivimos) aún siguen aferrados a la definición. Llegó un momento en que los había casi con un orgullo lleno de desdén que decían: Yo soy X, yo soy Generación X. Guau y los huevos se te rompen en cada intento de darle validez a tal mensaje. Afortunadamente ahora tenemos a los nini lo cual aparentemente los autoriza a peinarse con manteca y usar pantalones entubados, tiesos y remojados en pepsi cola.
Cierto, todos elegimos de qué color, qué tipo de ropa, qué corte, qué queremos proyectar, pero debes estar seguro que no sea algo que te avergüence a los 35 años y le reclames a tu madre por qué te dejaba salir a la calle vestido así.
Y aún así a los 35 años has elegido de qué color, de qué tipo de ropa, qué corte, qué quieres proyectar. ¿Elegiste bien? Habrá esa dosis de vanidad que has podido cubrir, esa forma de elevar tu estatus, sea social o pleno de autoestima. ¿Cuánto tiempo puedes vivir en ese monumento que eriges a tu seguridad? ¿Cuánto tiempo puedes vivir con tus elecciones? Oh no, esto no es la idea de que vayas y pases a hacer un drama y digas: ¡Hoy voy a cambiar! ¡Porque soy mujer! Y toda esa mierda barata de la idea del cambio y la diferencia. Seamos imaginativos. No es eso, no tomes una pistola y salgas a matar gente a la medianoche.... aunque no es mala idea, en esta ciudad no hay gente así, se reservan a ciudades grandes, porque sabes, ellos eligen hacer eso en donde puedan tener su momento en la historia, donde sea notable... difícilmente en tu rancho. Así que bien podrías innovar, hacer historia, obtener tu notabilidad, salir de la mediocridad y de la pachorra, ¡Haz patria, mata a un naco! Pero hey, no me veas a mí, yo elegí tener tv por cable, un carro carísimo del año, una novia buenérrima, un departamento de lujo, un ipad, un ipod, un iphone, un ¡ay güey, baja esa pistola culero, bájala! ¡¡¡Elige no matarme!!! ¡Elígeme estoy limpiooooo!!

1 comentario:

Vale dijo...

ya he eleguido vivir aqui y ahora con migo tal cual yupi!!.