lunes, 3 de diciembre de 2012

EL CAPULLO



La zona de los edificios colmena. Departamentos tan estrechos que los vagos de esas calles los han apodado como "los ataúdes"... y obviamente repletos de los perdedores más chiflados de la ciudad. Bohemios fracasados, escritores fracasados, actores fracasados y hasta suicidas fracasados son los inquilinos habituales de aquellas ruinosas instalaciones (si, también se están viniendo abajo). Muchos llegan pensando que su estadía solo será temporal (la antesala del éxito)... seis meses después (si no es que menos), luego de probar las bondades de esta miserable urbe, no queda de ellos ni el nombre.

No conozco a nadie famoso que haya salido de ahí, pero en cambio si conozco la clase de basura que sucede dentro de los cuartuchos: riñas de alcohólicos, de dinero, de drogos, de dinero, de relaciones tormentosas, de dinero, de abusos psicológicos y de dinero y más dinero (bueno la falta de él) ¡El tipo de vida que solo deseas para el amante de tu esposa! En fin. Cuando salí de la academia, esa fue mi área un año, el aliciente perfecto para querer destacar en el departamento de policía y no volver nunca más a ese chiquero. Ahora, diez años después, ya casi como detective, recibo con desagrado una orden de trabajo en ese sector.

Llego al departamento el cual ya esta acordonado. Una vecina hablando en quien sabe que pinche idioma mantiene alterada a la cuadrilla. Entro y las paredes de aquel cajón parecen estar chamuscadas.

- Espero sargento que no me haya traído por una tontería o me voy a encabronar mucho.

- Solo observe hacia aquella esquina.

Lo que entra por mis corneas no da crédito. Luego de examinar algunos segundos, no me queda otra más que llegar a la conclusión de que se trata de un capullo gigante... o al menos eso es lo que parece.

- Debe ser obra de algún artista plástico ¿No cree detective? Pero por si las moscas, decidí llamarlo. El encargado de cobrar la renta fue el del hallazgo. Venía a desalojar al cabrón que aquí vivía, pues acumulaba ya varias rentas atrasadas y cuando abrieron... solo encontraron esta mierda pegada a la pared ¡Parece sacado de una película de horror! ¿Habrán querido jugarnos una broma? Hay un extraño olor en el ambiente... ¡Ah! Lo olvidaba, estaba tirado este libro bajo esa cosa.

- ¿Metamorfosis de Kafka?...

- ¿Qué hacemos entonces?

- Deme unos minutos a solas

- De acuerdo ¡Todos afuera! Aquí no hay nada que ver.

Un imitador barato de Duchamp y su excusado, quizá quiera hacernos una aun más barata manifestación artística. No lo sé. Abro el libro para revisarlo y entre las páginas de la historia conocida, de manera intercalada, se encuentra otras hojas amarillentas. Forman parte del mismo libro, es como una edición errónea ¿?. Hay grabados, casi como si fueran indicaciones... son indicaciones. Al reverso del título y autor en la tapa, puedo leer lo siguiente: RITUAL DEL REY INSECTO, lo demás queda incomprensible para mí, pero confirmo en base a algunas ilustraciones: la información son pasos a seguir. Encima de un grabado borroso donde se ve a un hombre firmando un contrato con algo que no alcanzo a distinguir, puedo leer en grandes letras rojas QUIERO SER UNA MARIPOSA. Voy a la última página y leo sobre el grabado de un hombre en el centro de seis velas: ¡CONVIERTEME EN UNA MARIPOSA!... Ambas frases, son glóbulos rojos coagulados. Algo sucede cuando termino de cerrar el libro, zumbidos de mosca comienzan a inundar el entorno. Huele a podrido...

Si esto es obra de un aficionado a los efectos especiales, lo encerrare de por vida junto a los travestís violadores y juro por Dios que no lo mudare de celda hasta que le peguen la sífilis. Tomo un cuchillo de hoja larga y gruesa de la infecta cocina. De paso, no resisto abrir el refrigerador aunque sé que no debo hacerlo. Calcular no es lo mío, pero si hay menos de cincuenta frascos con mariposas en formol ahí adentro, entonces regresare a la primaria. En cuanto me acerco de nuevo al bulto gigante telarañoso, mis pies al pisar sueltan un tronido... ¡Hola animalitos negros! Espero que alguno de ellos no sea Gregorio Samsa. Me repito a mí mismo, "Esto no es real, y voy a joder al causante de este chisme". "No pasara nada en cuanto abra y corte este saco, lo haces y te vas a casa" me digo. Tomo una silla para hacerlo de arriba abajo, me subo y lo que oigo ya no es el palpitar de mi corazón... hay otra cosa ("Debe haber una grabación adentro" pienso). Finalmente hundo el filo y desgarro. "Rrrrrrrr blurp!" Es lo que oigo.

Un ser blancuzco y lechoso (hasta donde alcanzo a ver en la semi penumbra) se estrella al suelo. Algo se empieza a agitar en su espalda ("¿Son... alas!?). El ruido que hace, corresponde al que mi abuelo me contaba, se oía en las migraciones de langostas y cigarras en el campo. Veo dos brazos... y más abajo cuatro patas saliendo de un torax en forma de costal.  Saco mi arma y me acerco de frente para verle la cara a esta porquería. No reconozco nada humano en el, excepto los dientes. Voltea a verse el cuerpo y si no es mi imaginación excitada, me parece oír un gemido de miedo, luego otro y otro más. Su confusión se traduce en movimientos convulsionantes. Por último, nuestras vistas se topan... Yo solo veo dos bolas gordas asustadas bajo un par de antenas largas con mucha vellosidad. Se encuentra aterrado, y concluyo todo esto diciéndole:

- No amigo, no eres una mariposa.

Y le vuelo la cabeza a esa pinche cucaracha.

1 comentario:

jfbmurcia dijo...

Sencillamente genial.