miércoles, 4 de junio de 2014

Looser



Fue hace mucho tiempo que ella estaba aquí. Aún la recuerdo con sus brillantes ojos negros, su cabello siempre lacio, sus piernas largas y torneadas. Ella me veía, me dirigía una leve sonrisa y después se volteaba para seguir platicando con sus amigas. Y yo, un pobre diablo, no hacia más que mirarla de vez en cuando, escribir su nombre una y otra vez en el pupitre y dibujar su silueta en las últimas hojas de la libreta.

Quisiera regresar a esos años. Tal vez si le hubiera hablado de mis sentimientos hoy no estaría aquí, justo en el mismo salón, justo frente a su pupitre que ahora esta llenó de polvo y carcomido por la humedad. Si le hubiera dicho que la amaba, estaría en una casa cerca del centro histórico, con uno o dos niños corriendo a mi encuentro cuando llegara del trabajo, con una esposa que a pesar de las trivialidades del día a día, se sintiera dichosa a mi lado. Si tan solo hubiera tenido el valor de decirle que la amaba.

Pero no, aquí estoy sentado frente al viejo pupitre, recordando que cuando corría, su cabello parecía un arcoíris monocromático, se le levantaba un poquito la falda y dejaba ver esos muslos tan perfectos, su risa franca, sus manos finas, era tan bella. Y recuerdo como la veía embelesado, todo lo demás parecía difuso y solo ella estaba fija, siempre ella, solo ella. Ese mismo día me acerque por primera vez, todo me temblaba, llevaba en la mano la mejor silueta que había hecho, quería decirle...

... esperen, si le dije que la amaba.

Por eso estoy aquí, en este salón vacío, sentado en estas bancas putrefactas. Le dije que la amaba y ella hecho a reír, le hablo a sus amigas y todas comenzaron a burlarse. Cerraron un círculo, cada vez más gente se unía y me señalaba mientras reían, me taladraban los oídos, mis ojos se nublaron, pero esta vez no fue por ella, fue por las lágrimas que corrían por mi cara, no era nadie, no era nada. Llegó un maestro y deshizo el círculo donde en el centro estaba yo, hecho un ovillo, llorando, sufriendo, suplicando. Y justo antes de que me llevaran a la dirección, escuche su voz tras de mí diciendo, “... hay si, como si yo quisiera salir con ese pinche gordo. Es un looser...” Fue todo para mí, sentí caer, algo se rompió dentro de mi pecho. 

Por eso estoy aquí, gracias a que ella era muy puta y yo era muy pendejo, por eso estoy cortándome las venas frente a su pupitre, llenando los huecos que dejo el paso del tiempo en la madera, como una metáfora de como me siento, como si al llenarlos con mi sangre, se llenaran los que tengo en el pecho. Quisiera volver a ese día, para acobardarme como siempre lo había hecho, para que nada hubiera cambiado, para seguir viéndola de reojo mientras ella me regalaba esas sonrisas, para seguir dibujándola, para seguir amándola en secreto, para poder seguir haciéndola mía en la soledad de mi habitación. Ojalá pudiera volver a ese día, para que hoy no estuviera aquí, viendo como se acaba mi vida, gota a gota, llenando los huecos de sangre, abriéndose paso entre la madera para encontrar el final del camino entre los muslos desnudos de ella, de esa puta a la cual amé y sigo amando.



Escribicionista,
Dark.

7 comentarios:

Hansel Toscano Ruiseñor dijo...

¡Puff! No se si sea una experiencia personal tu texto o una ficción, pero de que a muchos hombres nos ha pasado casi tal cual ¡Nos ha pasado!Enamorarse de una perra(o) o no ser correspondido y aparte vapuleado, es de las cosas mas amargas por las cuales tanto hombres como mujeres debemos de pasar como antesala al verdadero amor. Lo que escribiste pasa con distintas variantes todos los días en todos los centros educativos del mundo. Todos las mañanas (y en el vespertino también) se rompen corazones y ahí es definitivamente cuando se ha acabado la niñez. Supiste asir un momento universal en aproximadamente una cuartilla (renglones mas, renglones menos). ¡Vientos!

ESCRIBICIONISTAS dijo...

Se dice que hay líneas que atrapan, eso me pasó con la primera parte de tu texto. Tiene la ligereza de una fácil digestión y la fuerza suficiente para anclar al lector.

No me pasó lo mismo con el final, y he de confesar que un poco me perdí, ¡¿la mata?!, es autopregunta, volveré a leer.

Saludos
Ros

Marita dijo...

Me gusto el "...esperen, si le dije que la amaba". Tocaste mi lado cursi con eso.
Me gustó la historia. El amor correspondido es algo que todos hemos experimentado, por lo que inmediato te identificas.
Saludos.

Aline Suárez del Real dijo...

¿Si la mata? ¿O se mata él? tampoco me queda claro. Qué buena historia, el si hubiera manejado como que a la inversa.

Alejandro Aguilar dijo...

Después de no haber leído nada de usted en mucho tiempo me gustó el desarrollo de la historia y ese sentimiento y ganas de decirle a la tipa que imbécil por gacha y despreciar a su enamorado.

Siracusa desde tu compu :D jejeje

Dr. Gonzo dijo...

Buen texto, una historia cortita que me gustó leer. Qué chido ver una madurez en jalar ideas y redondearlas para que cumplir con una intención.

Paco Payán dijo...



Bien por el texto, veo renovadas tus letras con una intención más concreta. Me ha gustado al punto que me hizo encabronar por momentos - de reojo observé cicatrices de mi pasado-. Vientos

saludos