Aquí: Fernando Manda

En alguna dimensión paralela y entre clases de mala-educación alguien levantó la mano:

-Cuando no se puede, no se puede-. Fue lo que comentó el niño Fernando. Obviamente entre paréntesis, por no decir entre dientes, pues el valor le sobraba para decir eso y más.

Toda la clase se quedó sorprendida pues no estaban acostumbrados a que alguien les dijera la verdad tan cruda y de forma práctica. Quizá su forma de ser era lo que llamaba la atención pues deambulaba entre los pasillos y de vez en cuando dejaba un comentario tan certero como sus propios escritos.

A Fernando le gustaba mucho escribir de todo tipo de cosas, desde una crítica a sus vecinos, hasta de cuestiones políticas y sociológicas con la finalidad de expresarse y quizá dejar “algo” en la mente de sus lectores.

-Date un balazo de ideas, con palabras que detonen pensamientos,  pensamientos que estallen en ideales, ¿te presto mi revolver?*- había escrito en sus inicios. Semilla arrojada al viento esperando caer en buena tierra donde germinar.

Además, le gustaba contar sus aventuras y vivencias de un modo ácido, por eso siempre advertía que las cosas comentadas no se debían tomar tan enserio pues su estilo de comunicación directo, descarado, inteligente, honesto y quizá un poco machista, reflejaban las ganas de vivir de un ser analítico y desmadroso pero dedicado a su trabajo y sobre todo con fuertes convicciones.

El mundo de la mala-educación no siempre tenía el honor de contar con personas así. Por lo tanto, entre paréntesis o fuera de él, Fernando Manda….pero mientras continuemos porque no queremos ganarnos una visita más a la oficina del Rector...

*Tomado de su blog.