domingo, 17 de julio de 2011

¡El ZORRO y EL CUERVO!



Como cada fin de semana, se reunieron las “chicas” en casa de la “Cuquis” Ibargüengoitia y Romero de Santosdominguez. Señora que como se podrán imaginar presumía ser de rancio abolengo, gran alcurnia y esmerada educación al igual que sus amigas de la “High” del pueblo de San Goloteo de Abajo, Jalisco.
Se autonombraban “las cuatro mosqueteras” y  según ellas, la junta la hacían para decidir cómo iban a ayudar a los  necesitados, quizá con sus fastuosas fiestas de “donaciones y caridades” o repartiendo sus vestidos con más de tres puestas a las mujeres del pueblo, siempre y cuando les quedaran bien, o cualquier otra idea descabellada que las pusiera como unas santas en los periódicos y en las bocas de la plebe.
Adictas a la doble moral que habían mamado desde sus cunas de oro y encerradas en el “que dirán”, las cuatro vivían matrimonios añejos, vacíos y solitarios, donde los hijos ya habían partido a Guadalajara, aburridos del pueblo, entretanto los esposos disfrutaban “cazando mariposas” y aventureras.
Ese sábado transcurría como cualquier otro, entre pláticas y bromas “La Güera” Torres sacó una botella de rompope  que rápidamente  fue sustituida por una de whisky. Al igual que la conversación que de inmediato olvidó los modales convirtiéndose en chismes de lavadero, albures y maldiciones.
-Ya casi son las nueve –dijo la “Güera Torres– ya verán qué sorpresa les tengo mis queridas “mosqueperras”. ¡Salud! y esta noche será hasta que las nalgas nos traicionen, jajaja… vamos “Cuquis” pon algo de música, pero muy movida, nada de “tus tiempos” porque pareces abuelita.
“La Cuquis”, “La Güera”, “La Bibis” y “La Xime” alzaron las copas (de vino) y brindaron, cuando en eso sonó el timbre. -Son ellos –dijo la güera corriendo a abrir.
Cuando regresó a la sala traía de la mano a dos hombres jóvenes, uno de ellos vestido de negro, con máscara y látigo, caminaba como torero partiendo plaza; el otro, vestido también de negro con pantalones de piel, gabardina, un aire oscuro, cara pintada de blanco y unas extrañas líneas negras en el rostro, apenas y se dejaba ver.
-Con ustedes –dijo la “Güera”– ¡El ZORRO y EL CUERVO!
La “Cuquis” subió el volumen de la música y apagó gran parte de la luz. El Zorro con su aire seductor se plantó en el centro de la sala, comenzó a bailar sensualmente mientras las mujeres perdían la compostura y el decoro.
El Cuervo, en tanto, se sentó entre las “chicas” y comenzó a repartir copas y caricias que fluían ya sin control; entre gritos, la capa del zorro cayó al piso al igual que la camisa.  El macho usaba el látigo con destreza en excitante danza, el pantalón y las botas fueron el trofeo de la “Bibis” que acariciaba sin pudor alguno, las piernas del zorro; este terminó el baile sólo con su máscara.
El cuervo se levantó del sillón y puso música de lacrimosa. Algo que las señoras no habían escuchado nunca, pero que al ver al joven cuervo les pareció música celestial. El cuervo fue mucho más agresivo que el Zorro. Sus movimientos de cadera  humedecían el lugar y aflojaban los sostenes. Arrojó el pantalón y tomando una botella entre sus muslos las tomó una a una obligándolas a darle grandes tragos de alcohol mientras simulaban una felación. Estaban tan entusiasmadas que no advirtieron que el Zorro ponía algo en sus bebidas.
Quince minutos después, las cuatro estaban profundamente ebrias  y dormidas.
Al despertar, advirtieron con horror que estaban totalmente desnudas y la casa totalmente vacía. Entre lágrimas de cruda y arrepentimientos,  descubrieron en una pared un letrero que decía… “Si dicen algo de lo que pasó, todo mundo lo sabrá”  y en el piso estaban tiradas diez fotografías. 

Moraleja 1.
“Nunca confíes en quien cambia su cuerpo por billetes”

Moraleja 2.
“Hay cosas que si las haces en la adolescencia son divertidas, pero después de los cuarenta son ridículas”

11 comentarios:

Unknown dijo...

¡Qué drástico!
Muy entretenida historia, me gustó la idea, el desarrollo y sobretodo, el final.

Me quedan dos años más para seguir haciendo cosas divertidas, aunque sean ridículas, ja.

P. D. ¿Qué crees compañero? Es necesaria tu participación diaria, ese es el objetivo de este blog.

Danny dijo...

A mi nadamás me prendió y luego me dejó así sin más.

Anónimo dijo...

Tienes toda la razon pherro, Yo que mas quisiera que dedicarle mas tiempo a este proyecto, pero el trabajo no me deja, por eso incluso pedi publicar el domingo.Pero tratare de entrar mas.

danny...tambien a ellas...tambien a ellas.

Capitan Tintasangre

Ros dijo...

Muy entretenidito y digerible. También me gustó el final, las moralejas están curas. =)

Pinchesendic dijo...

La historia me gustó por el manejo del lenguaje de esa doble moral que tanto le gusta a algunas viejas, en especial a esas de la high. Me recordó a muchas de las que conocí cuando trabajaba en la sección de sociales.

Aline Suárez del Real dijo...

¡muy divertido! la moraleja dos, geeenial. Coomo siempre muy bien escrito, ameno, estructurado. Esta vez fue corto y le quedo muy bien.

la MaLquEridA dijo...

Las Mosqueperras quedaron en vulgares mosquepen...

Saludos.

NTQVCA dijo...

¡La doble moral!, me gustó tu historia, pero las moralejas me parecen obra de canción de Arjona, yo a mis cincuenta me divierto de lo lindo, que mal que pienses que después de los cuarenta ya no podrías hacer ciertas cosas. En fín, se lo merecían por malaleche.

Siracusa dijo...

Capitán, su historia me recordó un episodio de la vida real donde las mujeres quedarón mal paradas. Lo que indica que aunque la verdad se trate de ocultar, siempre sale, lástima por ese tipo de personas y situaciones aunque como decía mi abuela, el que obra mal...

Vergónides de Coock dijo...

Hahahahaha, sus moralejas son de las más absurdas que he leído. Buena historia, Capitán. Convirtió la fábula en un cuento, al menos fue al único que le ligó.

maldito desgraciado dijo...

Entonces, bajo el argumento de tus moralejas, creo que una señora puta, merece estar muerta o_O jajaja