jueves, 17 de noviembre de 2011

El día que te conocí

Yo no quería ser como las mujeres del pueblo que caminan detrás de ¨Su hombre¨ con la cabeza baja sin mirar a nadie más, pisando las huellas del ¨Dueño¨ de su vida.

Yo quería ser diferente.

Cuando preguntaban por ¨Mi señor¨ reía con burla. ¨Yo no tengo Señor¨, ¨Nadie es dueño de mi¨ respondía al instante. 
No he seguido tus huellas ni caminado tras de ti, soy igual que tu. Voy a tu lado.

No usé tu apellido cuando nos casamos porque es verdad que me daba seguridad pero hacía que sintiera que no era dueña ni de mi vida. ¨Pertenecer¨ a alguien me satisfacía, pero tiempo después entendí que un apellido no me daba la confianza que necesitaba y dejé de usarlo.

No dijiste nada, lo aceptaste como has aceptado todas las decisiones que tomo. 

En el pueblo dicen mis amigas que te pida ¨Permiso¨ para salir con ellas. No lo necesito para hacer lo que quiera, la confianza que tienes y el saber que mis principios los tengo bien establecidos generan la suficiente  seguridad para saber que voy por el camino recto.

El amor con el que me has rodeado todos estos años permiten que la desconfianza no llegue a nuestras vidas.
Un día dijiste que contigo tendría todo lo que había anhelado y lo has cumplido. He tenido de todo y más, nunca me cansaré de agradecértelo.

¿Te he dicho que me encanta ir tomada de tu mano? Abrirme la puerta del coche me hace sentir reina. Ir caminando a tu lado con tu brazo en mi hombro, protegiéndome. No sé  porque a muchas mujeres no les gusta que las traten como reinas. Es tan lindo sentirse protegida. 

No te había dicho pero estoy orgullosa de ti. Me gusta que las mujeres se enamoren de tu sonrisa, de tus labios finos y tu cuerpo delgado. Las canas te dan un aire fresco a la cara sin arrugas que posees y esa sonrisa encantadora ha iluminado mi vida desde el día que te vi por primera vez.
No eres mío pero tu mirada dice que si.

Las noches insomnes que paso a tu lado, recostada en tu pecho, oyendo los latidos pausados de tu corazón me hacen sentir que nada puede pasar.
Las sombras funestas que espantan mis noches, huyen asustadas al oír tu voz tranquilizadora. 

Estoy acostumbrada a tu protección. Sin ti no estoy segura en ningún lado. No te apartes de mi porque sin ti muero.

Caminar a tu lado me ha parecido el trayecto más significativo de mi vida, por eso ver a las mujeres del pueblo caminar detrás de sus esposos me ocasionan malestar. ¿Por qué no abren los ojos?
Si te vas me siento débil, necesito tu mirada sobre mi dándome fuerza. Qué difícil es aceptar que eres todo para mi, que eres el ancla que me ata a este mar que es la vida y que sin ti no soy nada.
Tu presencia es suficiente para seguir viviendo así como hasta ahora, teniéndome a tu lado soy feliz.

Nunca te lo he dicho pero nací el día que te conocí.













6 comentarios:

Unknown dijo...

Me suena a que esa mujer está insegura de su propia seguridad.
Onda sí, pero no.
A veces llenas tus textos de lugares comunes.
Los lugares comunes no me gustan, por eso no viajo en metro, ni voy a los centros comerciales.
En fin.
Tu post comenzó muy bien y poco a poco se diluyó en la más tediosa repetición de frases propagandísticas.

Ros dijo...

Con ese inicio, esperaba una historia diferente, pero te fuiste descafeinando y poniéndote rosa, rosa, rosa. Aw.
Algunas frases me parecieron muy gastadas, como ya muy dichas. Pero disfruté el sentimiento que le imprimiste al texto.
Observé algunos dedazos:
-El amor con el que me has rodeado todos estos años PERMITE (porque el amor está permitiendo que la desconfianza blablá).
-...pero tu mirada dice que SÍ.
-No te apartes de MÍ.

Abrazo, Malque, ♥

D. dijo...

Supongo es lo que escribiría una mujer enamorada.
Nada más, sin otras pretensiones.

Si es así, está bien de miel, aunque no da para una segunda lectura.

Saludos.

la MaLquEridA dijo...

Pherro: Afortunado tu que no tienes que andar en esos lugares tan comunes para la mayoría de la gente, qué se le va a hacer.

Gracias.

RoS: Gracias por las correcciones.

Dan: Demasiada miel Dan.

Ni yo lo he vuelto a leer.

Un abrazo, gracias por pasar.

Pinchesendic dijo...

Tu personaje es de esos que dice las cosas de dientes pa fuera, porque dice que no necesita del permiso de su marido pero necesita de su mirada.
Tal como lo quiso definir Phero con lo de la Onda Sí pero no.
Y eso de meterles mayúsculas a las palabras con comillas no me agradó para nada.

Dr. Gonzo dijo...

Quién sabe... aprecio las cosas que se dicen con sentimiento, pero la misma estructura del escrito lo hace sonar verdaderamente pusilánime y contradictorio, ya que aborda el discurso esquemático feministoide y luego dobla las manos cual abnegada mujercita de su casa. Y no creo que esa fuera la idea del escrito.