-Abuelo
¿por qué llueve?
-Son
los Dioses, que tratan de hacerle el amor a La Tierra.
-Eso
no es lo que dice en el libro de “Ciencias Naturales”, de la escuela, Abuelo.
-Los
libros de ahora no dicen todas las historias de la creación del mundo, hijo,
cambian la verdad y resumen todo como si las cosas pasarán porque sí nada más,
pero ya no cuentan el origen de cada suceso natural.
-Ya
sabes que mi Mamá se enoja cuando me cuentas esos viejos cuentos, Abuelo; pero
no importa, me gusta aprender lo que tú sabes. Cuéntame la historia de los
Dioses y La Tierra.
-La
Tierra era una bella doncella, habitaba en la mansión de los Dioses, servía a
la esposa del Padre de Todos; conforme fue creciendo su belleza aumentó, lo que
llamó la atención de los Dioses y despertó cierta envidia entre las Diosas.
Dioses y Diosas sólo podían casarse y tener descendencia entre si, pero de vez
en cuando se permitían desposar a algún mortal, lo hacían por puro placer, a
sabiendas de que el Padre de Todos no aprobaba esas aventuras; así pues, varios
Dioses pretendían a La Tierra, pero ella no era ambiciosa y respetaba las
leyes, por lo que rechazaba firmemente los ofrecimientos y falsas promesas de
los Dioses, lo cual únicamente lograba que estos la desearán más y también
aumentaba la mala voluntad de las Diosas hacia ella. Una intriga se urdía en
contra de la bella mortal, las Diosas no soportaban que fuera tan hermosa -además
de inteligente- y la juzgaban altanera, pues a pesar de no tolerar que los
Dioses se relacionaran con las mortales, ninguna se les había resistido por mucho
tiempo; por otra parte los Dioses competían por ver quién seria a fin de
cuentas él que lograría seducir a la doncella, pero su impaciencia empezaba a
convertirse en molestia, pues ninguna de sus dadivas lograba impresionar a La
Tierra. La propia esposa del Dios Supremo, empezó a ver con desconfianza a su
doncella, podría ser posible que la muchacha ambicionará mucho más, por ejemplo,
ser elegida por el mismo Padre de Todos, quien ciertamente veía con buenos ojos
a la bella mortal, pero su sabiduría y templanza no lo guiaban hacia ninguna
acción perjudicial para su súbdita, por el contrario tenía preparado un plan en
caso de que Dioses y Diosas decidieran atentar contra la vida de La Tierra.
Un
día que la hermosa doncella se encontraba cumpliendo sus quehaceres en los aposentos de la Diosa Madre, uno de los
Dioses se acercó a ella, decido a conquistarla o de una buena vez a asesinarla,
pues ya no resistía más las ganas de hacerla su mujer; sino lo lograba, evitaría
que alguno de los otros Dioses, pudiera por fin seducirla. Promesas de vida
eterna, cánticos, regalos de oro y piedras preciosas, no fueron suficientes
para deslumbrar a La Tierra, quien observaba con devoción los preceptos del
Dios Supremo.
Encolerizado,
el Dios la obligo a beber de un vino al que él mismo le había agregado veneno,
pero ni la sustancia pudo contra la virtud inmaculada de la doncella; ciego de
ira, el Dios trato de apuñalarla en el corazón, sin embargo, la bella muchacha
puso sus dos manos sobre el pecho, impidiendo que la estocada fuera de muerte. Salió
de la mansión muy malherida, sangrando profusamente. Al enterarse de esa
infamia, el Padre de Todos, acudió a su encuentro, prometiéndole salvarla del
deseo insano de sus corrompidos hijos. Montándola sobre una estrella fugaz, la
hizo atravesar el Universo, hasta caer en un Planeta yermo, inhóspito y deshabitado,
donde la doncella encontró un poco de tranquilidad, a pesar de la soledad. La
tristeza y la debilidad, terminaron por matarla en pocos días, pero su sangre y
lágrimas dieron vida al lugar donde había caído; así nacieron los ríos y los
mares, de su cuerpo que se fue desintegrando, surgieron frutos y flores, pero
al paso del tiempo los ríos y mares se iban secando, los frutos y flores se
marchitaban, algo faltaba.
Mientras
tanto, en la mansión de los Dioses, los mortales estaban molestos, pues nunca
habían desobedecido las órdenes, ni tratado jamás de rebelarse, pero ahora le exigían
al Dios Supremo que los dejará reunirse con La Tierra allá a donde la había enviado.
Después de mucho considerarlo, accedió, aunque Dioses y Diosas no estaban de
acuerdo, pero él les recordó que todo esto sucedía por culpa de ellos. Los
mortales llegaron por fin al Planeta donde estaba su hermana, pero ya no la
encontraron, sólo podían observar algunos ríos y mares secándose, lo mismo que
frutos y flores deshaciéndose; tristes y enojados clamaban al Padre de Todos por
esa afrenta.
Los
Dioses intentaron llegar al Planeta donde estaban los mortales, pero el Dios
Supremo se los impidió; no obstante ellos se acercaron lo más que pudieron y
desde el cielo lloraron su error.
Primero
el llanto se condenso en una masa flotante que circundaba el Planeta, entonces
la esencia de La Tierra despertó y al ver que el arrepentimiento de los Dioses
era sincero, aceptó la ofrenda y comenzó a llover copiosamente sobre toda la superficie
del Planeta; los ríos y los mares se colmaron, frutos y flores renacieron, los
mortales tuvieron así un buen lugar para vivir.
Desde
entonces, la lluvia es la única manera en la que los Dioses pueden acariciar a
La Tierra.
-¡Papá,
otra vez llenándole la cabeza de fantasías a tu nieto!
-No
pasa nada hija, para eso lo mandas a la escuela, para que le enseñen la “verdad”.
-Como
siempre, me gustó mucho tu historia, Abuelo.
-Bueno,
déjense de esas cosas y vamos a cenar.
-¡Tan
rápido se hizo de noche! ¿Por qué hay día y noche, Abuelo?
-Dos
historias en un día, es demasiado para tu Madre, luego te lo cuento, hijo.
8 comentarios:
Me gustó el final. Esos relatos que todos escuchamos de los abuelos, me imaginé todo lo que refieres en tu texto. Ya se otro mito que contarle a mi sobrina!!!
Qué buena historia, no la asocié de entrada a ningún elemento mitológico que recuerde aunque lo del padre de todos era el nombre de Odín, pero creo que eso nos lo podemos brincar y lejos de andar buscando paralelismos, sí suena mucho a esas historias que los viejos gustaban de contar de forma digamos romántica sobre los fenómenos naturales. Ese estilo es muy mesoamericano. Muy bueno.
Me recordaste un día que el maestro le preguntó a mi hijo, quién había creado el mundo y el respondió que Dios, entonces me mandó llamar para decirme que no le enseñara esas cosas al niño, je.
No tiene nada que ver pero me lo recordaste.
Buena historia aunque un poco repetitivo dioses y diosas pero bueno.
A mí también me gustó el final, y como a Malque, me sonaron muchos dioses y diosas.
Se te fueron varios acentos, Pherro.
Disfruté la idea, bastante creativo el desarrollo que le diste.
Oh, y el título no lleva punto.
Burrido
Es chido fantasear y no complicarse tanto, Sira.
Sí, Dr. Gonzo, esas narraciones serias pero fantásticas, que te llevan a encontrarle un cariz mágico a los sucesos más cotidianos.
Lo de Dioses y Diosas, según yo, era necesario, Malque. O tal vez debí darme más tiempo para escribir este post.
Precisamente no puse esos acentos, porque se me fueron, RoS, jajajaja.
Tengo la duda ¿por qué el titulo no lleva punto?
Anónimo, no sea burro.
Porque se ven tan pero tan bonitos e importantes sin punto, jaja.
Según me explicaron, es una regla académica, dice que siempre y cuando estén aislados y no formen parte del texto, los subtítulos, apartados o capítulos o asíajá no llevan puntuación, a menos que estén integrados en alguna parte del texto.
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