viernes, 30 de diciembre de 2011

Todo se trata de dinero




"Todo se trata de dinero." Me decía mi abuelo cada vez que veíamos la tele juntos y en las noticias contaban algún fraude de un político fachas que beneficiaba a un amiguete suyo, comúnmente empresarios, a evadir  impuestos u otorgándole un proyecto del estado. Después de eso ya sabía lo que venía, una larga y tendida plática sobre la importancia del ahorro y la necesidad de tener un trabajo como dios manda, con seguridad social incluida y cotización para la jubilación:
-Ya sabes mija, con estos tiempos que corren uno tiene que ser más precavido porque en cualquier momento nos la atoran. La situación es difícil y no es como en nuestros tiempos que era menos estudio y más trabajo.
A partir de ahí, me perdía en las noticias que no me importaban y activaba el modo de monigote para no escuchar su largo sermón que podría recitar hasta al revés, si hubieses estudiado otra cosa o conseguido un buen partido para casarte, o su largo y final golpe bajo sobre conseguirme un empleo serio y olvidarme de las becas que aunque me dieron de comer durante unos cuatro años, para él no eran una cuestión seria.
Visitar a mi abuelo resultaba insoportable, todo lo economizaba, mi vida resultaba ser una economía y el valor se cotizaba a partir de los puntos en común con el patrón a seguir. Y es que lejos de lo que se creyese, el modelo de vida se dibuja en términos de dinero,  modelo de vida igual a felicidad, felicidad igual a estabilidad. Para los treinta tenía que tener novio, un trabajo fijo, estar embarazada de cuatro meses y a ver dado el primer pago de la hipoteca para la casa indispensable para formar una familia. Hasta la vivienda tenía que ser exacta: habitación de matrimonio, otra para el hijo y una más que se ocuparía como estudio para disimular y esperar la llegada del segundo hijo, cocina, sala y garaje. Así lo mandaba la… Pero, esperen ¿Quién carajo mandaba eso? ¿Dónde estaba escrita la regla? ¿A qué ley obedece? ¿En donde firmé para cargar con el adjetivo de fracasada sino cumplo el mandato?
En fin, siempre me pasa lo mismo, nunca puedo evadirlo totalmente y termino escuchando todo lo que me dice. 
La economía del bienestar se basa en una adhesión a lo mismo, se apela a la tradición, a la experiencia paternal, a la economía patriarcal del capitalismo, a la prevención como síntoma de un pánico generalizado de perderlo todo o de no tener nada, lo que importa es la regla, la ley que no la manda nadie pero que hay que seguir y respetar. Amar, disfrutar y sentir la intemperie del mundo con sus ganancias y perdidas es mejor dejarlo para los días de asueto.


5 comentarios:

Ros dijo...

Este es un texto en el que sin dudo reflejé a muchos de mis familiares y conocidos.
Me parece interesante tu manera de abordarlo y plasmarlo, ay, Augustine, tú das a pensar, pero de una manera casual y ligera, eso se agradece.

Dr. Gonzo dijo...

Un escenario común y conocido por muchos. Oh, bueno, el mundo rueda y tu visión no es alejada del reflexivo individuo que ha de soportar esas leyes no escritas. Una checadita en redacción y ortografía y queda de peluche.

Julieta dijo...

Un reflejo de lo cotidiano...sólo para algunos por suerte. Me gusta como redactas sin complicaciones y como profundizas en el tema...un placer leerte =)

maldito desgraciado dijo...

Jajajaja a huevo! la mayoría ve el progreso como algo lineal y rígido, y si te sales de lo establecido, ya valió madres. En lo personal creo que el progreso debe ser algo desbordante y no sólo avanzar en línea recta (es mi consuelo por si acabo de vagabundo), me agradó bastante el texto.
Sólo una cosa y con la cuál no estoy muy seguro. Es en el uso de los guiones, no recuerdo muy bien, pero creo que se usan sólo para abrir diálogos, no un pensamiento o parafraseo de un personaje, para eso se pueden usar comillas o comas o hasta dos puntos. "Mi abuelo decía: Mi abuelo decía, etc" Y en tu texto no hay diálogo, sólo "Ya sabes, mija", y tan tan. La verdad no estoy muy seguro, voy a tener que checar D: Y ya me voy, porque si vuelvo a decir que no estoy seguro, me voy a dar un balazo.
Saludos!

Paco Payán dijo...

El lugar común que muchos hemos habitado en diversas ocasiones. Me gusta éste tono de molestia y reflexión ante la imposibilidad de conciliar tu punto de vista con los del colectivo. De lo que he leído, con esta entrada le das un toque algo distinto a lo antes publicado. Me ha gustado mucho.
Saludos