La historia del
arriero la escuché una noche de luz a medias mientras mi abuelo nos entretenía,
a los entonces cuatro nietos, antes de irnos a dormir. No sé si fue para
hacernos pasar un rato agradable o simplemente por continuar con la tradición
oral y contarnos las historias él le escuchó de joven; el punto fue que los
cuatro niños no pudimos dormir tranquilos esa noche y mucho menos acercarnos al
río durante varios días.
Esa historia me
marcó para siempre. Incluso ahora cuando tengo la oportunidad de entrar en las
aguas del Marabasco me acuerdo del
arriero fantasma que en las noches baja del cerro maltratando sus mulas
mientras todo el ambiente se torna lúgubre y triste.
Aún tengo dudas
respecto a la procedencia de la fortuna del único hombre que se atrevió a invocarlo.
Según mi abuelo el arriero le dijo donde había dinero “Ahí donde deambula el
ánima” para ser exactos.
Después de él, nadie ha tenido la osadía de tener esa
espectral aventura y creo que nadie lo hará, al menos mientras la leyenda siga
viva y llene de terror a todos aquellos que al ponerse el sol se queden en la
soledad y en la calma del río, fiel testigo de las historias que siguen
transmitiéndose a viva voz.
1 comentario:
Creo que es su sonido vivencial lo que me atrajo, se pueden encontrar imágenes interesantes pero no sé si tenga que ver con esto tan especial que para muchos si no es que todos los que escribieron en este tema, fue más rememorar encontrando un lenguaje alterno, pasando las palabras de sus abuelos en estos escritos.
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