La casa huele a croquetas rancias, a tristeza, a agua estancada, por eso trato de llegar tarde a ella; desde que no estás, me gusta rodear, caminar en círculos y evitar vías directas, me gusta el modo de sacarle la vuelta al asunto. Entre talleres abandonados y perros con el hambre acostumbrada camino; hace varias noches un borracho me abordó, me pidió diez pesos para comprarse una cerveza, pensé en que, sobre el sabor del agua, la habrías preferido. Te vi en los ojos de aquel borracho, Toño, te vi con la tristeza que ella nos dejó, ¿o es que era mi tristeza reflejándose en tu rostro?
Desde entonces tengo varios días buscándote en el espejo. Cerciorándome de que sí estuviste, que sí te abracé cuando ella se fue. Que estos hechos no son inventados y que mis labios no pronuncian que me estoy volviendo loca.
6 comentarios:
Fijate Ros, que siento mía esta nostalgia de tu escrito, la incertidumbre es más corrosiva que la certeza de saber algo muerto, los desaparecidos, imagínate, si duelen nuestras mascotas desaparecidas, que será de tantas madres que hoy tienen a sus hijos desaparecidos.
P.D. Sí, aquí andabas :)
Esas letras aderezadas de figuras poéticas me gustaron, pero más el giro en el final.
Un gusto.
El toñooo¡¡¡ es bueno recordarlo en un rlato bastante rico y poético...me gustó...saludos cordiales =)
Roge: Qué halago más grande poder compartirte esta nostalgia.
Definitivamente Toño dolió, dolió más porque nunca pude encontrarlo.
P.d. A veces acá ando, =)
Fototropismo: Maldito, ¡conéctate ya!
♥
Julieta: Aw, ¡lo recuerdas! snif, Toño, Pringas, Corraje, ay, puedo ponerme muy jota al hablar de ellos.
:)
Es el dejo de desesperación que enriquece el escrito, la nostalgia se apuntala palabra a palabra. Todo un estilo ya.
Logras transmitir esa desesperación por aquellos que ya no vemos, que bien se puede llevar a otras instancias y pérdidas en la vida. Me gusta y disfrute su lectura.
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