Enciendo la bombilla roja de la
habitación ¡Bienvenido a mi pornoteca! Cada domingo después de misa, abro las
puertas a mi paraíso personal... y me doy un banquete. Presiono el botón de
play en tres controles distintos para ver tres películas al mismo tiempo. Seis
horas después, soy un amasijo de convulsiones, asco... y náusea. Trato de
detener los temblores sujetando mis brazos. Solo queda un vació infernal y en
estas circunstancias, no hay manera de provocarse el vomito, tengo resaca
física y ¿Existencial? Recojo la sotana que deje tirada afuera del cuarto... la
necesitare otra vez para dar mi sermón dentro de siete días. Babeante, me quedo
dormido.
Epílogo:
Estoy en el confesionario leyendo
un artículo sobre el mito japonés del Bukkake. Una práctica, donde se enterraba
a una mujer hasta el cuello y varios hombres alrededor eyaculaban en su rostro.
Nadie sabe históricamente si esto fue cierto... Lo que queda de mí, posterior a un
atracón, es una mujer asiática cubierta hasta la barbilla de su propio
excremento moral, con esperma de berraco* en la cara: el mío.
*Porcino sin esterilizar o puerco semental.
1 comentario:
¡Joder con el curita!
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